;  

 

  


ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 7 de octubre de 2017
                               
 

Elogio de la sobadura

Tengo que darles una noticia bastante sorprendente: ayer no abrieron en Sevilla ninguna heladería, qué rar. Ni abrieron, lo que es más raro todavía, una tienda de calzado dedicada exclusivamente a la venta de zapatillas deportivas, que la gente usa en todo tiempo y lugar, condenando a lo rancio, cuando no a lo facha, llevar zapatos de piel. Que son una antigüedad. No, si en Sevilla cuando se pone de moda abrir cualquier tipo de negocio, hasta que no se arruinan todos por saturación, no paran. ¿Y clínicas dentales? ¿Cuántas clínicas dentales hay ya en Sevilla? Y otra pregunta, complementaria de la anterior: ¿cuántos padres se han entrampado hasta los ojos para ponerle a la niña, que ha terminado Odontología, una clínica dental? Ya he dicho irónicamente que vamos camino de que casi haya en Sevilla más clínicas dentales que dientes tenemos sus habitantes. Como las tiendas de cosmética, otra moda. También raro es el día que no abren una perfumería de toda la vida, pero especializada en maquillajes y potingues para que las señoras y señoritas se pinten más que una puerta. De esas en las que siempre suele haber una chica que regala a todo el que pasa por la calle una tirita de cartón impregnada en un perfume de los que venden y están en promoción. A veces no dan ganas de preguntar cómo se llama ese perfume que la niña entrega en los cartoncillos, porque huele tan malamente que seguro que te dice:

-- Se llama Eau de Perros Muertos.

Pero entre tantos negocios repes como están poniendo en Sevilla, de franquicia o no de franquicia, estábamos con la moda de las tiendas de sólo zapatillas de deportes, de todos los colores, marcas y formas posibles, y que son un paraíso para los escolares o para quienes se creen que, llevándolas, vamos a creernos que son unos consumados deportistas, cuando mire usted el barrigón cervecero modelo Gambrinuis antiguo que tiene el que va con las que antes llamaban "wambas", "playeras" o, más elegantemente, "tenis".

Yo estoy en contra de las zapatillas de deportes por una razón de lesa sevillanía: porque están acabando con la clásica, tradicional, antigua e ilustre sobadura hispalense. Que se escribe "sobadura" pero que se pronuncia "sebadura" (quizá por analogía con "sebo", con el resbaladizo sebo de la cucaña de la Velá). Con tanta comodísima zapatilla de deportes, como no hacen rozaduras en parte alguna del pie, son como alcochadas y parece que vas andando sobre almohadillas, van a acabar con algo tan sevillano como la sobadura de Domingo de Ramos. ¿Habrá algo más sevillano que una buena sobadura de Domingo de Ramos? Tanto está cambiando la Semana Santa, que ya los domingos de Ramos no te encuentras quien te pregunte dónde hay una farmacia, para comprarse una tirita y ponérsela en la sobadura que le hacen los zapatos nuevos de aquello de que no tiene manos quien no estrena en ese luminoso y esperado día. Y era ciertamente de locos: la gente, que el Domingo de Ramos se hartaba de andar viendo cofradías con el ansia de la novelería, no tenía otro día para estrenar zapatos...y echarse los pies abajo a base de sobaduras, porque encima eran de Segarra, de los duros. Habría que declarar a la sobadura, frente a tanta zapatilla deportiva, Bien de Interés Cultura, monumento local de nuestras tradiciones.

¿Y esas muchachas con los zapatos de tacón en la mano, andando descalzas, porque les han hecho unas sobaduras que no hay quien las soporte? Claro que esto no es privativo de la Semana Santa. En el amanecer del Día del Año Nuevo, después de los cotillones de Nochevieja, es cuando se ve a más chavalas andando descalzas, con los zapatos de tacón en la mano, rabiando con las sobaduras. Y en las bodas. No hay boda medio buenecita de cuyo baile y barra libre final no salgan diez o doce muchachas o señoras descalzas, con los zapatos en la mano, camino del autobús que ha de traerlas desde la hacienda donde se celebró el banquete. Así que con tanta tienda de zapatillas de deportes, la sevillanísima sobadura ha muerto. ¡Viva la sobadura!

--

 

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio