Ese arrasador de audiencias radiofónicas que responde al nombre de Carlos Herrera fue una vez a Nueva York a hacer su programa matinal y llevóse con él a lo más granado de su microfónica troupe. Y entre ellos, al inolvidable José Antonio Garmedia ("¡control, control!"), que en los cambios de la Prensa sevillana, o sea, de las hispalenses gacetas, le preguntaron un día:
-- ¿Y tú ahora dónde escribes, José Antonio?
Y respondió, muy serio, cuánto humor dentro de tanta seriedad:
-- ¿Yo? Donde siempre: en las barras de los bares.
Por eso me acuerdo de él cada vez que veo desde la ilustre, antigua y fervorosa caoba del mostrador de Casa Morales el enmarcado anuncio del que aún era coñac (y aún no brandy) Centenario Terry, el de la malla dorada que tejían con sus amarillas sedas en el respaldar de una silla las «malleritas de la calle/ de la Ribera del Río» del poema de Aquilino Duque. Ese señor del anuncio del Centenario en Casa Morales, con sus largas barbas blancas, es como un homenaje perpetuo a Garmendia. Quien, como venía contando, fue con la troupe radiofónica de Herrera a Nueva York. Y a la vuelta, ya en los estudios de Onda Cero, haciendo balance del viajero programa, la preguntó Herrera a Garmendia:
-- José Antonio, ¿qué te ha gustado más de Nueva York?
Y el gran ingenio de Garmendia respondió sin titubear:
-- ¡Venirme pá Sevilla!
Soy de la estirpe de Garmendia en Nueva York en materia de Pascuas, Navidades, Nocheviejas, Reyes y otros coñazos de estas fechas, cada vez más descristianizadas y convertidas en festivales comerciales, comilónicos y consumistas. Y si esto fuera el programa de Herrera y Carlos me preguntara:
-- ¿Qué te gusta más de estas "entrañables" fiestas?
Le respondería:
-- ¡Ver alejarse la trasera de la carroza del Rey Baltasar! Señal de que "esto ya está aquí"...
La trasera de Baltasar... ¡Qué cosa más sevillana una trasera! ¡Vamos a darle paso a esa trasera, le decían ayer a la carroza de Baltasar Serna! Ahora, que entre la trasera de las carrozas de la Cabalgata y la trasera de un palio, es que no hay color. Tras la trasera de la carroza de Baltasar van las luces intermitentes de los coches de Lipasam, de Protección Civil, del retén de Bomberos, de la Policía Local, de las ambulancias. Ni eso es lo que entendemos por una trasera buena ni eso es ná. ¡Con decir que no va no digo ya un preste, sino ni el coadjutor del visir! Y no va el tío de la escalera. Y no va el aguador de la cuadrilla con su cántaro. Y no va el tío de ese cajón alargado, convertido en carrito sobre ruedas, que es como el ataúd de los cirios rotos.
Viendo que se aleja la trasera de la carroza de Baltasar, como digo, sabemos que esto ya está aquí: lo bueno, la Cuaresma y la Semana Santa. Que ya mismito va a haber capirotes colgados en la Alcaicería. Que ya vamos a estar sacando la papeleta de sitio en la hermandad y en la calle San Gregorio, el abono de las sillas. Y más este año, que la Semana Santa cae tan temprano. Con decir que este martes empieza en el Teatro Falla de Cádiz el concurso de Carnaval... Tanto, que el cambio de hora de invierno a verano será el Domingo de Ramos, el 25 de marzo. Hay este año como prisa para la Semana Santa temprana. Tanto, que las lunas llenas, anuncio de la del Jueves Santo, la primera de la Primavera, van de dos en dos este mes. Hemos tenido luna llena el día 2 y volverá a haberla el 31. Así que vayan descontando y cargando en cuenta sentimental las pocas lunas que nos faltan. Punto en el que con toda la guasa de Sevilla desmiento que los hermanos mayores del Santo Martes hayan acordado que ese día haya luna nueva en vez de luna llena: llena del Dulce Nombre de María con su saya rosa. Así que ya lo saben. Se acabó la tabarra de "las entrañables". Esto ya está aquí. ¿Que qué está aquí? ¿Pues qué va a ser, miarma? ¡El primer nazareno, que ese sí que tira caramelos, y estampitas, y medallitas, y de tó!
--
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
