No es que a estas alturas de curso me haya convertido en agente propagandístico del alcalde Espadas. Hasta ahí podíamos llegar, "con la que está cayendo" (tertulianés puro) en su partido, que se ha puesto a gobernar España por el procedimiento del tirón. Igual que a los turistas les quitan el bolso por el tirón dos tíos en una amotillo, al registrador de la Propiedad de Santa Pola llegaron unos en un coche oficial y le quitaron la Presidencia del Gobierno por el mismo procedimiento, la moción de censura. Así que no es que yo de la noche a la mañana me haya convertido en agradador del alcalde. Mas para lo que hay por ahí en su partido, tenemos suerte con su moderación y su falta de locuras e improvisaciones. Que se sepa, Espadas no ha hecho Las Setas ni el Estadio Olímpico, que encabezan los despilfarros de esta ciudad del "fagamos una obra tal que los siglos venideros nos tengan... por derrochones".
Lo que pide ahora el alcalde es algo bien simple, razonable y adecuado: la tasa turística. Apoyo la tasa turística en todas las acepciones de la palabra: como cobro de impuesto y como forma de moderar tanta inflación de visitantes, que al paso que vamos ya medio se han cargado lo que entendíamos por Sevilla. Ya hay sitios donde vas y no te encuentras a un solo sevillano: todos turistas. Aparte de los monumentos, que por ejemplo a base de colas nos han echado a los sevillanos del Alcázar y de la Catedral, en los bares y restaurantes. Hay establecimientos como las mesas de Casa Morales donde entras y te sientes extranjero en tu propia tierra: el único no güira eres tú. Guiris nacionales y guiris extranjeros, de todas clases los tenemos.
¿Y deja tanto dinero el turismo, que dicen que es la principal industria de Sevilla, la que más empleo da, por precario y menos que mileurista que sea? Debe de serlo, porque no pasa día sin que anuncien que hacen otro hotel, ahora en República Argentina. De lujo, naturalmente. Las Fondas del Peine, una de dos: o no se hacen ya o nadie anuncia que las vayan a abrir. El turismo es un gran negocio para los que viven de él, pero hay cientos de actividades en Sevilla que no le sacan un duro al turismo; al revés, les cuesta el dinero. Y voy a poner un caso práctico: usted es profesor y vive en un chalecito de Heliópolis que heredó de su familia, que lo tenían desde la Exposición Iberoamericana de 1929. Usted va todos los días a dar su clase y vive de su sueldo de enseñante. ¿Qué le reporta a usted el turismo? Pues nada. Al revés: con la tasa de basura de su chalecito de usted es con la que se paga todo lo que ensucian y tiran al suelo los turistas guarretes en la zona monumental, de la que apenas salen. Esa máquina barredora amarilla que está todo el día poniendo de dulce el centro monumental, y baldeándolo, para que se note, se la paga usted con su tasa de basura al turista que no se gasta en Sevilla más que lo que consume, que a veces es una simple botella de agua mineral, porque se va corriendo para Granada, para Córdoba o para donde continúe su circuito.
La tasa turística que quiere poner Espadas, un euro por turista y día, haría que no convidemos obligatoriamente a limpieza y a vigilancia, y a todos los servicios municipales, a nuestros visitantes. No es que cobrando tasas nos vaya el Ayuntamiento a quitar el IBI, ojalá, pero algo ayudará en los gastos que originan los turistas sin que apoquinen un duro, más que indirectamente a través de las facturas de hotel (el que se aloje) o de lo que pagan en los restaurantes y bares.
Yo iría incluso más lejos que la propuesta del alcalde. La tasa turística está pensada para el que pernocta en un hotel. ¿Y los turistas que vienen a Sevilla e echar el día, en esos autobuses que llenan la calle Rábida y los alrededores de San Telmo, donde los esperan que vuelvan de la Catedral y del Alcázar? Esos turistas de ida y vuelta, sin pernoctación, no dejan en Sevilla un duro, más que el precio de las entradas al Alcázar o a la Catedral. Luego ahí tiene usted otro filón recaudatorio, señor Espadas. Porque estoy completamente de acuerdo con la tasa turística. No podemos convidar a Sevilla a tanto guiri y encima pagarles los gastos que originan.
Espadas quiere aplicar la tasa turística en Sevilla para recaudar siete millones al año
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