ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  24 de septiembre de 2018
                               
 

Sevilla tiene una torre

Veo en los papeles el anuncio de un establecimiento muy del gusto de los chavales, especializado en discos y archiperres electrónicos y digitales. Informa de la apertura de un nuevo local, en la Torre Pelli. Me sorprende que no pone "Torre Pelli" por ninguna parte. Dice ese mote que le han puesto, y que no sé si a la larga prosperará: "Torre Sevilla". Nombre usurpador. Torre, torre, lo que se dice torre, Sevilla no tiene más que una que merezca el propio nombre de la ciudad, de la que es símbolo: la Giralda.

El anuncio me ha hecho recordar a dos grandes de la literatura andaluza: Montesinos y Pemán. Al anuncio de la tienda nueva de la Torre Pelli no le cuadran los tres versos inmortales de Rafael Montesinos, un homenaje a los grafitis de la Giralda: "Sevilla tiene una torre/y en esa torre yo he escrito/junto a mi nombre otro nombre». ¿En qué rampa de la Giralda dejaría escrito Montesinos su nombre junto al de una novia primera? Es para ponerse a buscarlo, ¿no, montesinesco amigo y poeta Aurelio Verde? A la Torre Pelli, aunque le pongan el nombre espurio de Sevilla, le gana en versos por goleada la Giralda, "en prisma puro de Sevilla" según el inmortal soneto de Gerardo Diego; o "madre de artistas, molde de fundir toreros" en el romance de Fernando Villalón. Hasta son hermosos los versos digamos en contra, los que la ponen en duda, como los de José María Pemán grabados en un mármol en el atrio del santuario de la Patrona de Utrera, "la del barquito en la mano": "Sevilla tiene que tiene/ una torre alta y ligera,/ pero no tiene que tiene/ la Consolación de Utrera".

Y muchas otras torres que tiene Sevilla, para que ninguna, y menos la Pelli, se adjudique la exclusiva de su nombre. ¿Dónde me deja usted la torre de San Pedro, que todo el mundo te dice que está inclinada como la de Pisa, pero Pisa con garbo? ¿No puede ser esa mejor Torre Sevilla? ¿Y, sin ir más lejos, la torre de Santa Catalina? ¿Y la torre de San Isidoro, cantada por los campanilleros de Santiago de Castilleja de la Cuesta? ¿Y la torre de Santa Ana, Triana pura?

Por no meternos en las torres civiles, de las que Sevilla tiene un repertorio único, para dar y repartir. Empezando por la Torre de Abd El Aziz, embutida en los edificios de la esquina de la calle Santo Tomás con la Avenida, para seguir más adelante con la Torre de la Plata y su opuesta en la ciudad de los duales, la Torre del Oro, que es la competencia, sin campanas, como dice la copla, de la Giralda, a las que llamé una vez La Guapa y La Gorda, como dos hermanas con la belleza mal repartida. Por no llegar hasta la Torre de Don Fadrique en los jardines del abandonado convento de Santa Clara; o a la Torre Blanca de las murallas de la Macarena, donde habitan sus duendes, Narilargo y Rascarrabias. O a los edificios con pretensiones, como la Torre de Los Remedios, abandonada aquellos años en que Manuel Ferrand, vecino del barrio de "Con la noche a cuestas", llamó "la torre de los vencejos". O las que se levantaron con ínfulas de agravio a la Giralda "de cara al 92", como la Torre Schindler o Torre Triana. Para llegar a nuestras torres gemelas que gracias a Dios no tuvieron su 11-S: las dos torres de la Plaza de España, a las que en su día con tanto ahínco como poco éxito se opuso mi maestro don Manuel Halcón, porque desafiaban a la Giralda y tapaban incluso su vista desde el Sur.

¿Será por torres? Pues nada, todo el mundo al suelo, porque ha llegado La Caixa y ha puesto en marcha la torre que Zoido prometió parar si llegaba a alcalde y no la paró, sino que, por el contrario, fue a defenderla hasta San Petersburgo, óle los hombres de palabra. La Torre Pelli apropiándose del nombre de Sevilla. Mandando tanto, que hasta ha alterado la circulación de las calles que la rodean y ha hecho que lleguen allí más autobuses. Dicen los que han subido (algo que no pienso hacer) que desde allí se contemplan unas vistas maravillosas de Sevilla. Aunque la mejor vista desde la Torre Pelli es que desde allí es el único sitio de Sevilla donde no hay que toparse con el horror de la Torre Pelli en el horizonte. Le pondrán el nombre que quieran, pero me apuesto lo que sea que aunque se escriba "Torre Sevilla", se seguirá pronunciando "Torre Pelli".

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