ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  30 de octubre de 2018
                               
 

20 años de Cocacola

Ayer lunes, día dedicado por los periódicos al fútbol, como si fuera el genial e inspiradísmo Joaquín el del Currobetis o el prodigioso Sarabia que ya lleva marcados doce más uno goles en el club decano y me lo tiene en los honrosos puestos de Champion, venía la Cocacola, tal como suena y lo escribo, en la envolvente portada de anuncio de ABC. ¿Motivo? Los veinte años que cumple su planta embotelladora de La Rinconada. Lo cual me hace pensar en el término municipal de La Rinconada, que debe de ser uno de los más extensos de la provincia. Le ocurre como al de Dos Hermanas, que desde Bellavista a Montequinto, todo es Dos Hermanas. Hay quien te dice que vive en Sevilla, pero es mentira. Está censado y vota donde tiene que estarlo: en Dos Hermanas, cuyo término ocupa el piso de su bloque o el chalé de su parcelita. Y no vota por Espadas, por el otro o el de la moto de Sevilla, sino que lo tiene que hacer por su alcalde, que es el de Dos Hermanas, aunque en la mayoría de los casos ni sepa cómo se llama.

Al término de La Rinconada le pasa lo mismo, en industrial en lugar de residencial. A lo que entendemos por alfoz de Sevilla se le meten los términos municipales de Alcalá, de Dos Hermanas y de La Rinconada donde menos te esperas. De milagro el aeropuerto de San Pablo no está en el término de La Rinconada. Cerca le anda. El Fáctory del Aeropuerto, sin ir más lejos, sí que está en término de La Rinconada. Y la planta de Cocacola que ahora celebra sus veinte años y que vemos desde la carretera, resulta que tampoco está en Sevilla, sino en el término de La Rinconada.

¿Veinte años ya de la Cocacola fuera de la avenida de Kansas City, junto a los últimos pisos del Polígono de San Pablo, que aquella planta embotelladora sí que estaba en el termino municipal de Sevilla? Cuando en 1934 Carlos Gardel, Fernando Z. Maldonado y Alfredo Le Pera compusieron el tango "Volver" escribieron una verdad como de filosofo griego clásico: "Que veinte años no es nada". Y tan nada. Nos parece que todavía están saliendo los camiones de la Cocacola de la planta del Polígono. Claro que allí no habrían cabido la cantidad de clases distintas que cocacolas que hay. Los mismos líos que se forman en los bares cuando se piden los cafeles, qué cantidad de variantes sobre un mismo tema, que si corto, que si cortado, que si largo de café, que si americano, que si leche manchada (que es ya la leche), que si en vaso, que si en taza, son los que se arman ahora a la hora de pedir una cocacola:

-- Yo la quiero "light".

-- La mía, sin cafeína.

-- A mí, sin azúcar.

-- ¿Tienen la cero cero?

Y los hay de raros, pero raros, que le dicen al camarero:

-- Pues a mí me va a traer una cocacola, cocacola, una cocacola de verdad, normal, de toda la vida, sin estas mariconadas de sin azúcar, sin cafeína, y sin nada de nada.

Al paso que vamos, tendremos la cocacola deshuesada, sin gluten y sin lactosa. Lo digo como defensor y consumidor de la cocacola. Hasta en el aeropuerto de Atlanta, donde hice una escala en un ya lejano viaje por los Estados Unidos, pedí una cocacola, y eso que el avión paraba poquísimo tiempo. Pensé:

-- Esto de tomarse una cocacola de Atlanta en Atlanta tiene que ser como tomarte una copa de jerez en Jerez.

Pues no. Donde esté la cocacola de Sevilla de la vieja Coanbega (que decían que era de Fermín Bohórquez), que se quite la de Atlanta. Será que nos aficionaron en Portaceli. Cuando acababa de salir en España "la chispa de la vida" llegaron un día dos camiones de Cocacola para convidar gratis total a los alumnos, para que le cogiéramos el gusto a aquello que yo había tomado muy de niño por vez primera en Tánger, y nos empicáramos con esta bebida. Que es la gran amiga de la ginebra y del ron que pide Libertad para Cuba. Y que ha tenido mucha más suerte que el Seven Up, que lo han estropeado con manzanilla. ¡Uf, lo que he dicho! Capaces son de inventar un conmemorativo rebujito de cocacola para la próxima Feria.

 

 

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