Ea, pues como todo el mundo, empezando por sus correligionarios del PP, no le dicen Moreno Bonilla ni aunque se lo mande el médico, y le pusieron Juanma, y Juanma se le quedó, no seré yo quien nombre por sus apellidos al presidente "in pectore" de la Junta incluso en el título de este artículo. Que, sí, va sobre carteles: sobre el cartel de la Semana Santa.
--¿Qué, que le va a pegar usted un palo como el que cada año le arrea al que sacan los maestrantes para la temporada de toros?
Tranquilo, Yordi, tranquilo. Mire cómo se acuerda usted del ya tradicional artículo de servidor sobre el cartel de los toros, con el anual palo de rigor. Es que Sevilla, como añadió a sus títulos históricos el de "Mariana" por iniciativa de don Antonio Filpo Rojas, el de la hermandad de San Bernardo, el que como concejal que presidía la corrida concedió a Joselito la primera oreja que se cortó en la plaza del Arenal, debería poner tras lo de Heroica e Invicta lo de "Cartelística". Cada sevillano tiene guardado su Pregón de la Semana Santa, por si lo llaman un año en el Día de la Croqueta, y, si no, para soltarlo en la primera "exaltación cofrade" que se le presente. Y también tiene en la cabeza su cartel ideal. De lo que sea: de Semana Santa, de Feria, del Corpus, del Día de la Virgen, del Rastrillo, de la Velá... Hay una ciencia en la que cada sevillano se siente avezado experto: la Cartelología. Miren, por ejemplo, lo que duró, que ni se llegó a distribuir, aquel cartel navideño del ángel parguelón de la Asociación de Belenistas. Y cuando, como ahora, sale el cartel de la Semana Santa que edita el Consejo, cada cual dicta su lección de Ciencias de la Cartelología, ora a favor, ora en contra.
Me encuentro con un sevillano que ve en el ABC el cartel de Fernando Vaquero y, tirando de su ciencia, me dice:
-- ¿Te gusta el cartel de la Semana Santa? A mí mucho. Al pintor, a este tal Vaquero, le ha salido muy bien la Piedad del Baratillo.
-- No, no es la Piedad del Baratillo.
-- Ah, es que me he confundido. Entonces será la Piedad de Santa Marina, como antes de la guerra, cuando no tenía su actual estética fúnebre, sino que era una bullanguera cofradía de barrio, llamaban a la hermandad que ahora conocemos como La Mortaja.
-- Tampoco.
-- ¿Cómo que no? En la Semana Santa no hay más Piedades que estas dos. La otra está en el Vaticano, y es de Miguel Ángel, como el cáterin de las bodas. Pero no le llega ni a la suela del zapato a la del Baratillo, que me lo han dicho a mí Joaquín Moeckel y Rogelio Gómez Trifón, que de Piedad de botones coloraos saben tela.
-- No, es una composición que ha hecho Fernando Vaquero, algo muy novedoso, que ha chocado a mucha gente. Léelo en el ABC: te explican que el pintor ha compuesto esta Piedad con la cara de la que Burgos llamó "la Virgen sin Lágrimas": la hermosísima de la Quinta Angustia, de Rodríguez-Caso. La Virgen de la Quinta Angustia sostiene en sus brazos al Cristo de la Caridad en su Traslado al Sepulcro de la Hermandad de Santa Marta, la gran obra de Ortega Bru. Y junto a ellos está San Juan, que es el de la Amargura, el San Juan de la Palma. Así que ya lo sabes: el cartel de Semana Santa es algo tan sevillano como un rebujito de Quinta Angustia, Santa Marta y Amargura.
-- Vamos, como lo del rebujito de Juanma con el PP, Ciudadanos y Vox, pero en fías y porfías y cuestión de cofradías. Por cierto: ¿y qué pinta el templete de la Cruz del Campo que se ve al fondo?
-- Ya que dices que el cartel es como lo del PP, Cs y Vox, está clarísimo: es un homenaje a la Cruzcampo, a la cerveza con la que ahora mismo vamos a brindar para desear a Juanma que triunfe en el marrón que le ha caído. Un marrón en Modo Túnica del Buen Fin, en el que esperemos que salga victorioso por la cuenta que nos trae. Y que se mueran los feos. Y los despilfarros. Y los chiringuitos.
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
