ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  1 de febrero de 2019
                               
 

Sufridos peatones

Me escribe una lectora y comunicante habitual, que me ha dado más de un artículo hecho. Me dice brevemente: "Quiero exponerle una experiencia personal que quizás le pueda servir para un artículo. Están hablando mucho de ordenación del tráfico de bicis, patinetes, etc. Recalcan mucho la seguridad de los usuarios, pero poquísimo la del peatón. Me atropelló el 8 de enero un patinete eléctrico montado por dos jóvenes frente a la Catedral. Caída con consecuencias: pérdida de conocimiento, cabeza del húmero estallada y fisura del izquión. Me han operado del hombro, no recuperaré el movimiento completo, cojeo hasta que se solde la fisura. He perdido toda mi autonomía. Mi marido piensa atacar al ayuntamiento por desproteger a sus ciudadanos". ¿Quién no ha escuchado una historia así? Al recibir esta carta he recordado lo que me dijo el otro día una compañera de Facultad a la que hacía tiempo no veía y me encontré por la calle. A la pregunta de rigor y cortesía sobre cómo estaba, me contestó:

-- ¿Ah, pero no te enteraste que me pilló una bicicleta y he estado fastidiadísima con este brazo? Sí, fue en la calle San Fernando. Se me vino encima la bicicleta y me partió este brazo por dos sitios. He estado fatal, menos mal que no me han tenido que operar. Ya sí, pero ni ponía levantar el brazo. Y el tío de la bicicleta salió corriendo, en vez de parares y atenderme. Seguro que iba sin seguro y sin nada. Menos mal que unos señores muy amables me socorrieron y llamaron a una ambulancia. Entonces se acercó un guardia, que me recomendó que no lo denunciase, porque, total, no iban a poder encontrar al tío y nada más que me iban a molestar del Juzgado para nada.

Son dos casos, dos. Pero usted conocerá al menos media docena de ellos más. Y deben de ocurrir todos los días en Sevilla sin que nos enteremos. Y como me dice la lectora que da pie a este artículo, verán cuando Sevilla se llene de patinetes eléctricos, si es que no está llena ya. Dicen que no hubo plétora de regalos de patinetes eléctricos en los Reyes porque los padres estaban temerosos de las condiciones que el Ayuntamiento les fuese a poner. Que las debe poner y cuanto antes. Un patinete eléctrico es de hecho un ciclomotor, pero me temo que a su conductor no le exigen ni licencia ni seguro. ¿Y las bicicletas? ¿Cuántas bicicletas sin seguro circulan por Sevilla? Tanto, que habrá que hacer mejor la pregunta al revés: ¿cuántas bicicletas circulan con seguro de daños a terceros y accidentes? Si te pilla una bicicleta, lo más seguro es que te quedes con tu lesión y allá te las compongas. No, no es que yo quiera criminalizar a los ciclistas y a los patinetes eléctricos, pero los peatones estamos en Sevilla absolutamente indefensos. Para nosotros no hacen carriles privilegiados, ni se gastan dinerales en señalizaciones. Y, encima, los patinadores. Todos por el carril bici...o por donde les da la gana. Emulando la película "La ciudad no es para mí" de Paco Martínez Soria, los pensionistas del hogar de la calle de la Rosa de Cádiz han sacado una chirigota sobre el Carril Bici de la Tacita, donde dicen en el estribillo del cuplé algo así como: "De Cortadura hasta la Caleta, la ciudad no es para mí. ¡Es para las bicicletas!".

Pues en Sevilla es para las bicicletas, para los "segways", para los patinetes eléctricos, para los patinadores, para los del "skate board". Para todo el mundo sobre dos ruedas, menos para los sufridos peatones. Las bicicletas se meten por donde quieren, en contramano por muchas calles. Y paradójicamente, a haber dejado a Sevilla así le llamaron "peatonalización". ¿Peatonalización, o más bien bicicletización y patinetización? Pasa con esto como con los tirones de bolsos. Ya no vienen en el periódico las señoras lesionadas por un ratero que las arrastró al quitarle el bolso "por el procedimiento del tirón", como se decía. Me parece que nos hemos resignando a ni siquiera denunciar nada de esto. Total, ¿para qué? Y por desgracia, los tirones y los atropellos de peatones por vehículos de dos ruedas están, ay, a la orden del día en Sevilla. Sin que nadie se atreva a decirlo. Pues dicho queda.

 

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