ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  11 de febrero de 2019
                               
 
Cartel de "Toros en Sevilla" de 2019, obra de María Gómez

No es Chicuelo

Cuenta Cervantes que había un pintor tan malo que una vez que hizo un cuadro con un pollo, a pesar de su cresta y de las plumas, le tuvo que poner debajo: "Esto es gallo". Algo así le ha ocurrido a la autora del cartel de toros que cada año perpetra y paga la Real Maestranza para anunciar la temporada en la plaza de su propiedad. Y al que yo, como marca la tradición, le dedico mi anual Artículo del Mamarracho, ante el que, oh lector, se encuentra usted unas vísperas de primavera más, y Dios, que es vecino de San Lorenzo, quiera que sea por muchos años.

A la pintora salmantina (sin divisa verde y oro) María Gómez, conocidísima (¡tararí de clarines del toril!) en el Tendido 11, le ha ocurrido con el cartel maestrante como a su colega cervantino del gallo. Como saben, murió el pintor al que inicialmente le habían encargado el cartel (toca madera), y ella vino como primer sobrero. Le dijeron que tanto la familia como la afición querían que el cartel honrase la memoria de Manuel Jiménez "Chicuelo" en el centenario de su alternativa. Y como el otro puso "esto es gallo", ella pintó la palabra "Chicuelo" en el capote. Como había sitio, podía haberse extendido un poquito más, y puesto: "Por la gloria de mi madre y aunque ustedes no lo crean, este es Chicuelo". Y de palabra, al presentar el mamarracho de este año, ha reconocido: "He hecho lo que he podido". Eso le honra. Pero no ha podido hacer peor el homenaje a Chicuelo. Eso es un agravio a la memoria de la gracia de Chicuelo. Hasta en el sitio donde ha puesto la palabra "Chicuelo" se ve que de toros anda cortita con agua. El nombre de los toreros va en sus capotes pintado a plantilla debajo de la esclavina, no en los vuelos. Si ese fuese en verdad el grácil capote de Manuel Jiménez, que era Sevilla pura de toreo de pies juntos, plata de la Alameda y oro de su natal calle Betis, al dar una chicuelina no podía verse de ninguna forma el nombre del torero en las vueltas del capote, lo taparía su cuerpo.

Ha querido pintar una chicuelina. Pero le ha salido una gaonera, no sé, o un mantazo, o uno de esos pases del pasemisí, pasemisá con el capote por lo alto que se inventó El Juli en sus comienzos y que parecían del Mago Tranlarán. En la chicuelina según la inventó Manuel, el toro queda envuelto en los vuelos del capote, va toreado y sale toreado. En el cartel, el toro no sale toreado, sino rajadísimo, pidiendo tablas. Es un monumento al manso. ¡Y qué toro! ¡Y qué pitones! ¿Pero cómo puede pasar el reconocimiento este toro en Sevilla, Anabel? Es de los que los ganaderos dejan "para las calles" en el Levante español. Un zambombo, echando las manos por delante, que busca las tablas y en absoluto sale toreado. ¿Y el rabo? Como la pintora es de Salamanca, le ha puesto al toro un rabo de salamanquesa, no de cortarlo en Sevilla en plan Manolete, César Girón, El Cordobés o Ruiz Miguel. ¿Y el torero? ¿Y el presunto Chicuelo? ¿Y la chicuelina? Le falta el giro como de baile de seise que le da toda su gracia a la sevillanísima chicuelina, perdiéndole la cara al toro. El vestido de torear pasa, pero, ¿y la montera? ¿Eso es una montera, o el ros que llevaba Joselito el Gallo en el cuartel como soldado de cuota? Más que Chicuelo, la cara parece de Victoriano Valencia. ¡Enseguida se iba a casar Dora la Cordobesita con un tío tan feo, y no con aquel Manuel Jiménez tan elegante con su sombrero de alancha, con planta y prestancia de cantaor, de artista grande!

Cuando me dijeron que el Mamarracho de Cartel de los Maestrantes honraba este año a Chicuelo, me creía que iba a ser como cuando Ricardo Cadenas le dedicó el de 1998 a Pepe Luis; o el de Hernán Cortés en 2013 sobre Belmonte; o el de Manolo Valdés en 2012 con Joselito, eslabones básicos de la cadena del Toreo Según Sevilla en la que engarza Chicuelo. En el cartel de "Toros en Sevilla" de los maestrantes ni es Manuel Jiménez ni da una chicuelina. Y quizá la clave me la ha dado un lector. Igual que en el cartel de los maestrantes la chicuelina no es una chicuelina ni Chicuelo es Chicuelo, no lo ha pintado esta señora de Salamanca que dicen, sino la restauradora del Ecce Homo de Borja. A eso se parece el presunto Chicuelo del mamarracho de este año: al Ecce Homo de Borja.

SOBRE ESTE TEMA, EN EL RECUADRO, "CARTEL PARA CHICUELO"

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