En el lenguaje de la crítica taurina se dice que "falló con los aceros" cuando un diestro que ha hecho una gran faena la estropea al pinchar con la espada y no rematarla con un estoconazo hasta la bola. Hablando de espada, esa frase hecha de la crítica taurina es justamente lo contrario de lo que ha ocurrido al hasta ahora alcalde. No falló don Juan Espadas con los aceros de ganar las elecciones municipales. Su candidatura ha tenido que funcionar como voto útil y que obtener muchas papeletas de electores que no eran del PSOE, como pidió en su entrevista en ABC. ¿A que va a resultar que quien le quitó los votos al PP esta vez no fue Vox, sino Espadas? Lo que hay que dilucidar es cuánto de la victoria de Espadas (por la que me apresuro a felicitarlo, aunque sea acudir presuroso en ayuda del vencedor) se debe a la "marea roja" del PSOE que ayer pintó el mapa de España a causa de la fragmentación de la derecha y cuánto se debe a su actuación en la alcaldía o incluso en su talante personal, bastante alejado, por fortuna para él, del radicalismo y del "ordeno y mando" de Sánchez.
¿Y el PP, dónde me dejan al PP? ¿Se acuerdan de los 20 concejales de Zoido? Pues miren por dónde van ya. Lo del PP es igual que el que se come el cortijo que heredó del esfuerzo de sus mayores, pero al revés: que recibió de los errores de sus antecesores. Sobre esa base, no ha sido posible lo que se habló incluso ayer mismo antes del escrutinio, con los colegios electorales abiertos todavía, que en el Ayuntamiento de Sevilla podía darse un "pacto a la andaluza", como se llama ya en toda España al que gobierna con Moreno Bonilla en la Junta de Andalucía. Esto es "pacto a la andaluza" me suena a huevos a la flamenca o a bacalao al pil, pil. Y como decía El Guerra, "además es imposible", esto es, que no puede ser. Demasiadas luchas internas ha habido en el PP como que hayan tenido tiempo de plantarle a Espadas una oposición firme y atrayente. Y del cambio de candidato en Ciudadanos, ni te cuento; no se puede tirar a un señor en paracaídas sobre Sevilla como el militar con la enseña nacional en la jura de bandera de civiles la otra mañana en la Plaza España.
Yo creo que Espadas se veía venir esta debacle, así como el desinfle de Vox. En las cuentas electorales municipales de Sevilla, PP, Ciudadanos y Vox no han podido sumar el "pacto a la andaluza" que tantas alfombras está levantando en la Junta y tantas mangoletas lleva descubiertas. Y por eso toda la campaña de Espadas ha sido igual que su mandato: un recital de moderación.
Por lo que más me gusta la victoria de Espadas es por lo que tiene de tradición sevillana. Como aquí con dos veces que se haga una cosa nos inventamos una tradición, ¿por qué no he de inventarme yo esta? La llamaría la tradición de los dos extremos de la Avenida de la Constitución, en cada uno de los cuales está un centro de poder: el regional en San Telmo, el municipal en la Casa Grande de San Francisco. La tradición es que cada uno de estos centros esté gobernado por un partido de signo contrario al otro. Con el PSOE en San Telmo gobernaron Sevilla desde el otro extremo de la Avenida alcaldes de otros signos, cual Rojas Marcos, Soledad Becerril o Zoido. Por eso no podía darse el "pacto a la andaluza" en ambos extremos de la Avenida, para mantener esta tradición, ya tan nuestra como el NO8DO o nuestra afición a editar carteles de todo y a organizar pregones de lo que sea.
Felicito, pues, al alcalde entrante, que es el mismo que el saliente, puerta giratoria de sí mismo. Lo felicito porque ha ascendido en poder y en libertad de acción. Ojalá Ciudadanos mismo le preste los concejales que le faltan para una mayoría absoluta que, aunque no falló a Espadas, dio en el larguero. ¡Uuuuuuuuuy! Pero con la cantidad de números que hay del 1 al 31, a pesar de la victoria, ya es mala pata quedarse con 13 concejales, 13. Ojú.
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