ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  12 de septiembre de 2019
                               
 

Sin chicharrones

Imaginen que llegan al recién repintado y restaurado Rinconcillo (por el que no pasan los siglos) y, junto con el coronel de turno, ante el que hay que cuadrarse, piden el soldadito de pavía de reglamento. Y que con toda cortesía, pero inflexible, el camarero va y le dice:

-- Lo siento, pero no podemos ponerle su pavía. Los hemos retirado de la carta por precaución, no vayan a tener listeria. Hasta ahora han dado negativos todos los análisis, pero es por prevención.

O imaginen que, por las mismas razones, llegan a Casa Ricardo y les dicen que no les pueden servir ni cloquetas ni cocretas (vulgo croquetas), no vayamos a tenerla con la listerisis. Y que entonces se va usted a Casa Morales, y junto a un poeta pide un montadito de pringá y le dicen igual. ¡Vaya día! Porque cuando comenzó, bien temprano, fue usted a la Macarena, frente al Arco, al puesto donde Alfonso sigue poniendo (¡óle!) "Calentitos" en su negocio de masa frita, y le dijeron que no se los podían dar ni de rueda ni de papas, no fuesen a dar la listeriosis dichosa.

Bueno, pues esta ficción sevillana que acabo de hacer, como el mundo se divide en dos grandes partes, ha ocurrido de verdad en Cádiz. En un monumento histórico de la gastronomía y del arte, del toreo y del cante como es Casa Manteca, en la mejor esquina del barrio de La Viña: en el Corralón de los Carros con la calle San Félix. Allí en casa de Pepe el Manteca (a quien deseamos mucha salud y larga vida), o sea, de don José Ruiz Manteca, que tal es su nombre y que quiso ser torero con Curro Romero y Salvador Távora, si hay dos clásicos son: la manzanilla de Sanlúcar fría, casi helada, servida en una cafetera de aluminio recién sacada de la nevera; y el papelón de estraza con los chicharrones de Cádiz y su sabrosa sal gorda por lo alto. "Con más salero" que los chicharrones de Casa Manteca no lo hay. Los chicharrones son distintos en cada una de las dos grandes partes villalonescas del mundo: en Sevilla son trozos de cerdo frito con toda su grasa y en Cádiz son como primos caleteros de la carne mechada. Y ahí viene el lío. Como primos de la carne mechada, Casa Manteca ha dejado de servir chicharrones de Cádiz por precaución sanitaria, y eso que todos los análisis de "Sabores de Paterna" han dado negativo. Por eso se ha echado a la calle el pueblo de Paterna, en apoyo a la clausurada fabrica de esas delicias, porque dicen que la Consejería de Salud ha dado una alerta sanitaria "sin pruebas". Lo han justificado con mucha gracia: -

-- ¡Pero si aquí a nadie le ha dado ni un dolor de barriga!

Por si las moscas, Casa Manteca ha cortado por lo sano y nos quedamos de momento, ay, sin sus chicharrones, que hizo famosos. Hasta el punto de que aquí en Sevilla en muchas listas de tapas de los bares nos encontramos con que ofrecen "chicharrones de Cádiz", para distinguirlos de los fritos nuestros, que son puro colesterol en vena. La listeriosis dichosa y las dolorosas y lamentables muertes y abortos que ha producido con la marca de la clausurada fábrica de Magrudis ha producido muchos daños colaterales en la andaluza gastronomía. Ya dije el otro día que cualquiera era ahora el valiente que pide un montadito de carne mechada: hay que tener más valor que José Tomás y Roca Rey juntos. Pero es que en Vejer de la Frontera, tierra del maravilloso lomo en manteca que tiene en Sevilla a Casa Trifón como su embajada plenipotenciaria, también se han tomado sus precauciones sanitarias, no vayamos a tenerla. Y han suspendido algo tan divertido como el Día Internacional del Lomo en Manteca, cuya quinta edición estaba anunciada para el 13 de octubre. Por si fuera poco el daño a la buena fama de la carne mechada de nuestras abuelas, ahora las sospechas sobre los chicharrones de Pepe el Manteca. Y, hablando de manteca, la suspensión en Vejer del Día Internacional del Lomo en Manteca. Hagamos un desagravio a Casa Monteca y a Vejer, y celebremos el Día Internacional de la Croqueta de Casa Ricardo o el Día Internacional de los Pavías del Rinconcillo, que ahí no hay el menor riesgo de listeriosis ni nadie tiene que sacrificar ninguna tradición gastronómica local como loable prevención sanitaria.

 

 

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