ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 30 de septiembre de 2019
                               
 

Husillos y marmolillos

Vuelvo a insistir ante Emasesa y Lipasam, aunque me ponga pesado. ¿Se están limpiando los husillos pensando en las primeras lluvias gordas que han de venir, alejado, gracias a Dios, el peligro de gota fría? Lo digo porque todos los años pasa lo mismo. Como nadie se ha preocupado de mandar que limpien los husillos, taponados por hojas secas y basuras, en cuanto caen cuatro gotas las calles y las avenidas se anegan y se convierten en lagunas. El que avisa no es traidor, y no quiero serlo a lo que ha de venir. Pero ojalá que de una forma distinta a años anteriores: con los husillos limpios y desatrancados, por los que el agua pueda fluir sin atascos. Aunque he usado una palabra que ya en Sevilla es casi un arcaísmo. A los husillos, como recordaba el otro día, se les dice ahora imbornales. Queda como más técnico. Bueno, imbornales o husillos, como sea: pero que los limpien antes de que vengan las aguas.

-- ¡Qué clásico sevillano esto que ha dicho usted! "Vengan las aguas".

Sí que lo es. Hasta tenemos una Virgen de las Aguas y un Cristo de las Aguas. Y un Callejón del Agua. Y antes, hasta dos aguas en la ciudad dual: el agua de los ingleses, que era la potable, y el agua filtrada, que era la tomada del río y que se usaba para todo lo no fuera beberla. El agua de los ingleses la suministraba The Seville Water Works, una concesión a una compañía inglesa que tenía su sede en el Patio de Banderas y de la que todavía pueden verse por algunas calles del casco antiguo hierros de sus registros, con las iniciales "SWW". Y hablando de "las aguas", que es como los sevillanos llamamos al comienzo meteorológico del otoño, es curioso que no pase con ellas como el calor, en sus conocidas variantes de la calor, los calores y las calores. Aquí no hay más variación de aguas que la marcha procesional de tal nombre, "Aguas", dedicada a la Virgen de la cofradía del Museo, que por cierto cada vez se escucha menos.

Sevilla está cambiando tanto que hasta se pierde el uso de estas palabras tradicionales de nuestras cosas. Les pasa a los husillos como a los marmolillos. Lo define el DRAE: "Poste de piedra destinado a resguardar del paso de los carruajes". Como tantos guardacantones de las esquinas, había en Sevilla marmolillos ilustrísimos: fustes de columnas romanas de Itálica. Pero en las contradicciones clásicas, el marmolillo más usual no era de mármol, ni de piedra. Solía ser de hierro de fundición. Esto de que en Sevilla el marmolillo no fuese de mármol, sino de hierro, era una de las contradicciones que apunto al querido Micer Francisco Robles para que escriba ese libro que la ciudad necesita, cuyas claves nos dejó el exquisito, querido y recién fallecido letrado Juan Carlos Aguilar: "La Sevilla dual". Cuya portada está ya más que asegurada: el Jano bifronte de la fuente central del patio de la Casa de Pilatos.

Igual que los husillos ya no se llaman así, los marmolillos tampoco: ahora son bolardos. Que también define el DRAE: "Obstáculo de hierro, piedra u otra materia colocado en el suelo de una vía pública y destinado principalmente a impedir el paso o aparcamiento de vehículos". Bolardo a mí me suena a calzón como torero para bailar sevillanas boleras, pero eso es otra cosa. Lo que no sé es si han caído en la cuenta de la cantidad de clases de bolardos (ex marmolillos) que hay. Cada Ayuntamiento que viene inventa su modelo. Los hay como cilindros de metal, con el NO8DO estampado arriba. Los hay como de fundición, piramidales, y con una bola gorda en lo alto, será por lo de bolardo. Y el eficiente don Juan Carlos Cabrera está llenando Sevilla de bolardos más estrechos que los anteriores, como de goma dura, y de dos colores. Antes eran verdes y blancos. Para que no se alegren los béticos y enfaden los sevillistas, ahora los han vuelto concepcionistas: son todos celestes y blancos. El carril de taxis y autobuses del Paseo Colón lo han puesto que parece como un homenaje a los seises de la Purísima. No me dirán que eso no es sevillano...

 

 

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