ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 8 de octubre de 2019
                               
 

La Facultad de Don Juan José

Esto era como lo de la copla, y que me excusen los utreranos, pero voy recordando letras y al que le dé que perdone: "Utrera, ciudad bravía,/cuenta cuenta cincuenta tabernas/y ninguna librería". A Sevilla le pasaba igual, pero con la Teología. Contaba Sevilla tres Universidades de verdad, la Hispalense, la Olavide y la Loyola, más alguna que otra de la Señorita Pepis, y no tenía ninguna Facultad de Teología, que, teresianamente, Dios anda también entre los pucheros del saber. Por lo cual podíamos hacer como un popurrí de la copla de las tabernas: "Sevilla, ciudad tan pía,/hay tres Universidades/y nada de Teología". Por fin ya tiene Facultad de Teología. La ha conseguido mi querido señor arzobispo, don Juan José Asenjo, de quien me he mostrado siempre partidario. Por su forma de ser y su testimonio de la Verdad. Por su modo de aguantar a los sevillanos, que tenemos tela de guasa, ¿a que sí, don Juan José? Porque ha pasado una crujía buena de enfermedades y quirófanos y apenas se han enterado nadie. Y encima los capillitas quejándose porque no iba a la procesión de la Virgen de los Reyes. ¿Cómo iba a ir, si estaba enfermo? ¿Es que los arzobispos no tienen derecho a presentar el parte de baja en el trabajo?

Don Juan José me ha enseñado a afirmarme en el conocimiento de Sevilla. Para tenerla como aguja de marear (y bien que ha sabido navegar con vientos en contra de fuerza 8 y olas de guasa hispalense de ocho metros), buscó Asenjo un día la frase que citar solía don Santiago Montoto como protección frente a esta difícil ciudad: "En Sevilla hay que tener paciencia y prudencia, verbal continencia, no exhibir excesiva ciencia, y presencia y ausencia según conveniencia". Don Juan José la ha cumplido "ad pedem literae", porque es listo y sabe latín. Y a mí me ha hecho considerar una cosa: que aquí el personal estaba encantado con las vanidades de un franciscano en Palacio, y en cambio la humildad está ahora allí, la modestia, la "paciencia y prudencia", en un arzobispo, castellano de Sigüenza, que nunca perdió su aspecto de cura de pueblo, de sacerdote rural de novela de Bernanos, y que últimamente ha dicho a la Prensa digital hispalense algo que es darle a Sevilla en tó el bebe: "Como soy castellano, no se me da la ojana sevillana". De falsedades, cero.

Lo de Asenjo es la humildad y el trabajo callado. Cuando se vaya, se hará balance de lo mucho que ha logrado en Sevilla y en su Iglesia este como cura de un arciprestazgo que ha celebrado sus bodas de oro sacerdotales, sin le presencia por cierto de un alcalde que sí que estaba en la pompa vaticana de la imposición de birreta a un nuevo cardenal sevillano de nación. Cuando Don Juan José pase a la reserva, como mi admirado General Contreras (¡viva el honor de su divisa de la Guardia Civil!), se hará balance de lo mucho que le debe la Iglesia, sin pavoneos ni soberbias franciscanas. Ha insistido una y otra vez en que la religiosidad popular de las cofradías tiene que estar asentada en la formación. Y de la metida en cintura del Seminario, ni te cuento. Ha conseguido que Sevilla, la muy católica, tenga una Facultad de Teología. Cincuenta años se ha llevado con un simple Centro de Estudios Teológicos. En cincuenta años digo yo que ya habían tenido tiempo de erigir una Facultad de Teología, como ha hecho Asenjo. Quien ante el cardenal Versaldi, prefecto para la Educación Católica, terminó diciendo en su discurso, cuando se inauguraba la merecida Facultad: "Esto no es obra mía, le agradezco profundamente a mis predecesores Amigo Vallejo y Bueno Monreal". Modestia de autorretrato se llama la figura. Por lo mismo que digo: en 50 años ya tuvieron tiempo Amigo y Bueno de crear esa Facultad de Teología, donde mandaba yo obligatoriamente a mucho "cofrade" que anda jugando con las cosas divinas como una cuchipanda para pasárselo bien. El cardenal Versaldi lo ha dicho: "La piedad popular de Sevilla necesita raíz, fundamento teológico". Don Juan José se lo ha dado. Porque me imagino que en la Facultad, en vez de dudar de la Resurrección como hacían antes algunos profesores del Seminario, se enseñará cómo es nuestro Dios, que vive en la mismísima Plaza de San Lorenzo.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio