ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  24 de febrero de 2020
                               
 

Premios a Asenjo

Cuando llegó a Sevilla nuestro muy querido arzobispo don Juan José Asenjo Peregrina, de quien siempre me mostré partidario (aparte de la inicial bromita cariñosa de sus apellidos de árbitro de fútbol), saben que gran parte del mundo sevillanísimo de las cofradías lo recibió de uñas. ¿Por qué? Ah, todavía estoy preguntándomelo, como se lo estará preguntando él mismo, que por qué. Por dos tonterías quizá que se tomaron como desprecio, o por algo de lo que hablar no se suele: por las distintas varas de medir que tiene Sevilla. Sevilla tiene caprichosas varas de medir y con una de ellas, a su llegada, le arreó un palo bueno a monseñor Asenjo. Claro, Don Juan José es una persona que va por derecho, que no le dora la píldora ni le pasa la mano por el lomo a nadie, que siempre va con la Verdad, con mayúsculas, por delante, la que nos hace libres. En Sevilla los que no tienen nada que hacer y se dedican a fías y porfías de cofradías no se lo perdonaron quizá, que no los adulara, y de ahí aquella inquina inicial, en la que me comentan que don Juan José tragó quina. Y no de Santa Catalina. Hasta me cuentan que estuvo a punto de escribir al nuncio o a Roma y renunciar a la sede hispalense. Así de fuerte fue la cosa, y así de mal lo pasó, aunque algunos pocos tuvimos la fortuna de conocerlo, en esa distancia corta en la que se gana a la gente, y lo defendimos frente a las caprichosas varas de medir de Sevilla.

Como saben, Don Juan José es de Sigüenza (Guadalajara), capital de la Alcarria. Insisto en ello por una justificación de su victoria final ante Sevilla que voy a tratar de explicar. En 1948, Camilo José Cela publicó un libro excepcional, una maravilla de lenguaje, de personajes, de paisajes: su ya clásico "Viaje a la Alcarria". A la Alcarria de Don Juan José. Quien cuando Cela publicó su libro tenía tres años. Pero andando el tiempo, aquel Cela del "Viaje a la Alcarria" tiene más que ver con Asenjo de lo que creemos. O así me lo parece, en mi admiración por el arzobispo y su forma de ser y de actuar. Verán. Cuando en 1996 Don Juan Carlos I creó Marqués de Iria Flavia a Cela, el autor de "La Colmena" diseñó, como todos los títulos de nueva planta, sus armas nobiliarias. Y sobre ellas, su lema: "El que resiste, gana". No sé si por casualidad o por sintonía con el autor que le dio prestigio literario a su tierra, la verdad es que yo creo que ese lema, "El que resiste, gana", ha sido el que Asenjo ha aplicado, vivido, gozado y sufrido en Sevilla durante su fecundo pontificado en la sede isidoriana. Bien que resistió aquellos primeros embates de la peor Sevilla, en soledad, la incomprensible oposición hasta de las personas más cercanas y ligadas a la Iglesia. Pero con tenacidad, modestia y cuarto y mitad de santidad (que todo hay que decirlo), al final, tras su resistencia, ha terminado ganando. Y no ante Sevilla toda, que también, sino precisamente ante el difícil mundo de las cofradías que al principio lo recibió de aquella manera.

Lo digo porque cuando está a punto a cumplir la edad para dejar el Arzobispado, las cofradías han terminado reconociéndole su labor pastoral y su ayuda y dedicación a los verdaderos fines evangelizadores de las hermandades, y materializándolo con dos prestigiosos premios. No, si Sevilla es así... O te ponen verde o te ponen hasta la corcha de premios. Y ahora la moda, igual que al inicio era despellejarlo, es premiar a don Juan José. No saben lo que me alegro. Canal Sur Radio, que en Semana Santa presta un servicio público impagable con su información cofradiera a pie de calle según la idea del difunto y recordado Luis Baquero, entregó la otra noche a Asenjo su premio cofradiero anual más preciado: El Llamador. Ahora la COPE le da el suyo máximo: la Saeta de Oro. No, si ahora va a ser una moda dar premios cofradieros al arzobispo, ya verán ustedes... Y nada digo cuando empiecen las medallas de oro de las hermandades... Esto es Sevilla. Así es Sevilla. Los que somos sus partidarios y le defendimos en tiempos difíciles también le damos ahora nuestro premio. Servidor le otorga el de aquel Cela que hizo una obra de arte en el viaje por su tierra alcarreña: "El que resiste, Don Juan José, gana".

 

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