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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  2 de marzo de 2020
                               
 

Mi hermano Curro

Nunca tuve un hermano. Fui en casa niño único, junto a mis hermanas Pilar y Josefina, las zapateras, pero nunca tuve un hermano con quien pelearme o jugar al trompo o a las bolas. Pero hete aquí que ya con una edad, Andalucía me lo ha dado. Me ha dado un hermano en forma de alegrón en el honor. Verán. Cuando el presidente me anunció que el Consejo de Gobierno iba a aprobar mi nombramiento como Hijo Predilecto de Andalucía, por mera cortesía guardé mi curiosidad en una gaveta del escritorio y no le pregunté quiénes eran los otros premiados, ni las medallas ni los títulos de adopción o predilección. Y no les exagero si les digo que al saber ya oficialmente por la web de ABC lo aprobado por la Junta en cuanto a los honores civiles de Andalucía en el 28-F, mi mayor alegría no fue comprobar que me habían nombrado, en efecto, Hijo Predilecto, sino que tal distinción me la concedían...¡junto a Curro Romero! La alegría de ir con Romero (como llaman los taurinos a Curro) fue, de verdad, no les engaño, casi tan grande, o mayor, que el honor de la distinción que me concedían.

Y aquí viene lo de mi fraternidad con Curro. Dicen que los periodistas somos "notarios de la actualidad". Pero no afirman, y en este caso deberían, que somos también jueces encargados del Registro Civil de las Amapolas. De ello ha ejercido, en los libros de registro de las pàginas de ABC, la fina sensibilidad del muy currista y generoso compañero Alberto García Reyes, sobrado siempre en la calidad de su prosa o cuando sube un atril y su verso a hacer llorar de sentimientos a la gente, o, en el gozoso caso que me ocupa, publicar su artículo "Recuadro de Romero". Porque García Reyes le ha puesto palabras y hasta sumario de resumen a mi alegría de ver mi nombre junto al de mi querido y biografiado Curro Romero, en los papeles informativos y en el oficial del BOJA. García Reyes ha dicho justamente lo que sentí cuando vi mi nombre junto al de mi querido Curro: "Antonio Burgos y Curro Romero ya son hermanos. Andalucía los ha parido juntos para siempre". Así ha sido, Alberto: Andalucía me ha dado en este parto de honores el hermano que no tuve en la vida en la que mis padres, como los suyos, nos dejaron la riquísima herencia del ejemplo del trabajo y del sacrificio por la excelencia.

Curro Romero era para mí, desde que vi su debú con "Radiador" de Benítez Cubero aquella tarde lluviosa de mayo en la sombra alta de la plaza de Sevilla, un mito, un símbolo, una síntesis del arte. Y también el modelo irrepetible, molde que tiraron al río, de una filosofía de la vida, de un modo de entenderla, de crecerse ante la adversidad, de hacer lo debido en cada momento, tirando por la calle de enmedio. El currismo es un sentimiento estético de la vida, un amor por la brevedad y las cosas bien hechas. Y en ese tratado de filosofía encontré muchas enseñanzas que llevar a mi vida. Hasta que gracias a los oficios de su amada Carmen Tello, aquel currismo que profesaba hacía tantos años me permitió el honor de la cercanía y la amistad de Curro. Nos tenemos desde entonces la misma admiración que respeto mutuo. Aprendí hasta de sus silencios. Como Belmonte decía de Rafael el Gallo: "Somos tan amigos que ya no tenemos ni que hablar". Muchos me decían: "Qué suerte tienes, que Curro es para ti como un hermano". Y recordaba su gran sentido, desconocido. del humor, cuando al conseguir Carmen Tello que hiciéramos la autobiografía del Vencedor del Tiempo, "Curro Romero, la esencia", recordó El Faraón una vieja frase de la publicidad taurina: "Esto va a ser el mano a mano que la afición esperaba". Ahora ese mano a mano, ay, hermano Curro, que esperaba la afición de la fe currista de mi corazón, mi respeto y mi cariño por ti, ha vuelto a darse, gracias a Andalucía. Si grande ha sido la alegría del título, mayor grandeza para mí, doble honor, recibirlo con quien paró el tiempo con el temple de sus muñecas, con la brevedad gracianesca de su capotillo. Es una verdad como el currismo de grande, que García Reyes ha sabido recoger en el Registro Civil de las Amapolas. Gracias, Andalucía, porque en el mismo parto de generosidad me has dado un hermano que se llama ni más ni menos que Curro Romero y que es no sólo un mito de la Tauromaquia y una filosofía de la vida, sino un símbolo de Sevilla misma.

ARTICULO DE ALBERTO GARCÍA REYES CITADO: "RECUADRO DE ROMERO"

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