ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  4 de junio  de 2020
                               
 

Signos de reactivación

Pues "con la que está cayendo", como se dice en perfecto Tertulianés, no viene mal cuarto y mitad de optimismo, como vamos a tratar de despachar en este artículo. ¡Arriba los corazones! "Sursum corda". Hay una noticia que quizá podamos tomar como símbolo de que algo se empieza a mover en esta economía de guerra. Por ganas de ver las cosas por el lado bueno, que no quede. El Hotel Alfonso XIII anuncia que abrirá el 2 de julio. Que más que echarle valor es una forma simbólica que botar el buque-insignia de la hostelería sevillana y, con él, de la recuperación turística. Que nos está haciendo falta, después que cayéramos en el error histórico de sustituir el tejido industrial destruido por el monocultivo turístico. Qué se le va a hacer. Atamos con longanizas en su momento el perro del turismo, como un vellocino de oro, y ahora resulta que el can rompió la correa y se nos escapó. Por eso es un positivo signo de reactivación que el Hotel Alfonso XIII anuncie su apertura. Que, por cierto, en la dual Sevilla hay dos "Alfonsos": el hotel, cuyo nombre se dice así abreviada y coloquialmente, "el Alfonso", y el bar de copas nocturnas de frente a los Jardines de las Delicias y junto a la Plaza de América, vulgo "plaza de las palomas".

Y con el Alfonso abre también el hotel Al Andalus, uno de los grandes sueños del sector en la Expo del 92. Y abre el Hotel Doña María una de sus plantas de habitaciones y su incomparable terraza, con la vista única de la Giralda, donde no tiene precio la contemplación de la Giganta, ves desde allí hasta si hay alguien dentro del cuerpo de campanas; que al citarlo me acuerdo del poeta Rafael Montesinos en su centenario y en la soleá imborrable que dejó escrita, como un lírico grafiti, sobre la Giralda: "Sevilla tiene una torre/y en esa torre yo he escrito/junto a mi nombre otro nombre".

Así que abre el Alfonso el 2 de julio, abre ya el Hotel Al Andalus, abre el Hotel Doña María. Y anuncian estas valentías, además, antes que se sepa qué va a pasar con la movilidad entre las provincias andaluzas y las regiones españolas y las fronteras y aeropuertos en la Fase 3 de la dichosa "desescalada" que ha de llevarnos a la mentira gorda de Sánchez de la "nueva normalidad". Que de normalidad no tiene absolutamente nada: todo ha cambiado, nada será como antes. Digo que le echa valor el Alfonso XIII porque los ingleses acaban de dar una puñalada importante a la recuperación del turismo en España. Como leerían ayer a la corresponsal de ABC en Londres, el Gobierno del "Brexit" británico ha decidido que todos los ingleses que veraneen fuera del Reino Unido, sea en el país que fuere, tienen que pasar obligatoriamente una cuarentena de confinamiento cuando regresen de las vacaciones. ¿Qué inglés va a venir así a España, a la Costa del Sol o a Sevilla, como solían? De modo que cuando estén las fronteras abiertas y las líneas aéreas funcionando, si vemos a un turista inglés pon Sevilla debemos concederle inmediatamente la Medalla de la Ciudad. Hay que tener afición a exponerse a estar catorce días de arresto domiciliario a la vuelta a casa, como castigo por haber pasado las vacaciones en el extranjero.

A muchos se nos cayó el alma a los pies y nos dimos cuenta de la que se nos venía encima cuando leímos en ABC que había cerrado el torerísimo Hotel Colón. Y que poco después lo hacía el Alfonso XIII, que, con la elegancia histórica de la casa, tuvo la delicadeza de retrasar su cierre hasta que se fue el último cliente alojado. Que ahora empiece a reanimarse todo esto nos lleva a un optimismo que va más allá de la alegría de ver las tiendas abiertas y con colas en las cajas, y de los restaurantes con todas las mesas reservadas, y de los veladores de los bares llenos, con esa ampliación de horario hasta las tantas de la madrugada. Lo cual no será demasiada molestia para los vecinos. Porque como esos vecinos no tengan el optimismo que he tratado de llevarles con este artículo, la verdad es que la situación económica, a pesar de la ayuda de los ERTE y del ICO para que no cierren muchos negocios tras el confinamiento, es para no conciliar el sueño. Haya veladores debajo de casa a las 2 de la mañana o no los haya.

 

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