ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 9 de junio  de 2020
                               
 

Un derbi rarito

Como afortunadamente tantas que han estado cerradas desde el comienzo del Estado de Alarma, vuelve a abrir la Liga, una de las mayores empresas de España, que apalea los millones más que muchas. Y vuelve a abrir aquí precisamente, con el derbi Sevilla-Betis. La verdad que a mí la palabra "derbi" no me gusta nada. Me quedo con la antigua expresión de los cronistas deportivos, como lo deL "partido de la máxima" que le oíamos a Juan Tribuna. A mí "derbi" me sigue sonando a carrera de caballos o a sastrería elegantona de General Polavieja esquina a Albareda. Y el presidente de la Liga, esa gran empresa que vuelve a abrir, don Javier Tebas, ha dicho: "El derbi será el más visto de la historia, en España y en el mundo". ¿Y en Sevilla? Pues aquí, a puerta cerrada, el derbi será el Sevilla-Betis más rarito que hayamos visto de la historia, desde los tiempos del Campo del Patronato o del viejo Nervión de una avenida de Eduardo Dato con bulevar. Será, como saben, un derbi "sin", como la Cruzcampo. Sin público. Eso está claro. Hombre, para admitir sólo 800 espectadores, como le han puesto como banderillas negras a las corridas de toros, mejor que no entre nadie.

Con lo cual el derbi perderá mucha de su salsa. No sé si, guardando las distancias sociales naturalmente y con mascarilla, los más forofos irán a los alrededores del Sánchez Pizjuán para animar y aplaudir a sus equipos cuando lleguen en el autobús, o para vivir el ambiente. Pero no será lo mismo. Un derbi sin los Supporters de Gol Sur viniendo en grupo desde el Villamarín, a pie, como una larga procesión, escoltados por la Policía, ni es derbi ni es nada. ¿Y los puestos de banderas y bufandas? ¿Los pondràn en los alrededores del campo de Nervión? Cuyo interior, sin nadie, debe de ser un tristísimo espectáculo: esas gradas vacías, que no las sacarán ni en la retransmisión de TV, como suelen hacer con los partidos que también a puerta cerrada se juegan en Alemania, el modelo de la desescalada de nuestro fútbol de Primera.

El Sevilla, desde luego, se va a ahorrar en porteros un dinero muy curioso. Por eso tengo curiosidad en ver lo que va a rodear al derbi fuera del campo. ¿Cómo se oirá el partido desde la calle? ¿Quién cantará los goles? No creo que se oigan más que esos cohetes que las peñas disparar suelen cuando su equipo marca un gol. Ojalá oigamos mucha cohetería, señal que el derbi no ha defraudado a nadie. Pero todo, como digo, será muy rarito. Un derbi en Nervión sin puestos de banderas, bufandas y camisetas; sin hinchadas béticas protegidas por la Policía para su llegada al estadio; y, sobre todo, sin puestos-remolques de salchichas en la calle José Luis de Casso o en la calle Luis Arenas Ladislao, aunque el señor Tebas diga lo que quiera, no será lo mismo. Ni será partido de "máximo riesgo" para la Policía, ni será nada. Será como un partido jugado en un plató de televisión, que en este caso será el estadio Sánchez Pizjuán.

Ahora, que el derbi sí que va a despejar temprano las playas, a las que tantos sevillanos habrán acudido en tropel, como los locos, en desbandada del puente del Corpus, en esa frase que ha dicho Juanma Moreno y me ha recordado la que El Potra le solía decir, para consolarlos, a los toreros que habían fallado con la espada y perdido la salida a hombros: "Tranquilo, que la Puerta del Príncipe no se la van a llevar, que sigue ahí; otro día saldrás por ella". El presidente ha dicho algo por el estilo para evitar la estampida de los sevillanos hacia las playas el día del Corpus y que pongan todas el "completo" como Cádiz el domingo a Santa María del Mar: "La playa no se va a ir". Aunque la playa no se vaya a ir, los que sí se irán, y tempranito, de vuelta, serán los sevillanos que vayan, que querrán que no les coja la caravana para poder ver tranquilamente en casa por la tele el derbi más rarito que conocieran los siglos, en la desescalada total de la "nueva normalidad" de esa gran empresa que es la Liga. Menos mal que ya están abiertas las barras de los bares para al menos poder comentar el viernes por la mañana en el desayuno el resultado del derbi y para las habituales bromas sevillanísimas entre pepinetes y palanganas.

 

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