ANTONIO BURGOS | ANTOLOGÍA DEL RECUADRO


ABC de Sevilla,  22 de agosto  de 2020
                               
 

Teoría de la barbaridad

Publicado el 8 de marzo de 1980

 

"Tener una de las mayores reservas de suelo urbano (como el campo de Feria) para utilizarlo sólo cinco días al año es una barbaridad, una sevillana barbaridad

 

Ramón Pineda, el hermano mayor de la Soledad propiamente dicha (porque la otra es la Soledad de San Buenaventura), ha desarrollado en un escrito al alcalde algo tan sevillano como la teoría de la barbaridad. La teoría de la barbaridad fue, por ejemplo, lo de la leyenda de los canónigos fundadores de la Catedral, que se gastaron todo el dinero que les cobraban a los turistas de la época en «facer una obra tal que los que vengan» etcétera. Tal barbaridad hicieron aquellos canónigos (que seguro que se la tendrían jurada al Burgos de la época, que seguro que lo escribió en el ·”Hispalisaldía”) que resulta que andando el tiempo la catedral de Santa María de la Sede es lo único de Sevilla que viene en el «Guinness Book of Records»: el templo cuya planta tiene mayor extensión del mundo.

 

Hay muchas cosas de Sevilla que, pensándolo bien, son una absoluta barbaridad. Tener una de las mayores reservas de suelo urbano (como el campo de Feria) para utilizarlo sólo cinco días al año es una barbaridad, una sevillana barbaridad. Que en la época de los polipastos y las carretillas elevadoras los pasos de Semana Santa sean portados a hombros es una barbaridad, una bendita barbaridad. Pero la ciudad toda, su personalidad, está hecha de barbaridades, de absurdos, de rompimientos geniales de la lógica. Esta costumbre de poner cinco tardes de feria a un torero que no le quiere ver la cara a ninguno de los diez toros que le suelen tocar en suerte, díganme si no es una genial barbaridad sevillana. Los Remedios se hicieron como monumento sevillano a la barbaridad, y en la Plaza del Duque hay otro semejante monumento a la barbaridad.

Pero los bárbaros del Sur hacemos estas cosas. Estas son las geniales barbaridades de los bárbaros del Sur, que sabrán que un día de éstos seguro que toman Madrissss, que en España tendrá que haber una nueva invasión de los bárbaros, pero esta vez, como dice en Granada un profeta nazarita que se llama Juan de Loxa, la invasión no ha de ser de los bárbaros del Norte, sino de los refinados bárbaros del Sur.

Ramón Pineda, el hermano mayor de la Soledad, ha puesto el grito en el cielo contra la comisión reformadora del escudo de Sevilla, con todos los respetos, pero con la profunda sabiduría de los bárbaros del Sur. Como sabrán, el Ayuntamiento ha reunido a una comisión de expertos para que a las pompas y vanidades del escudo de Hernández Díaz, al barroquismo de la que Delgado Orellana llama «la cornucopia rococó», le hagan el arreglo de cuello y lo descarguen un poco, con un entresacado de conchas y mazas, de cintajos y aditamentos espurios. Según cuentan, entre lo que va a caer en la rebullasca está el lema de «muy esto, muy lo otro...» Y, fíjense, nadie ha dicho nada sobre Noble, Leal, Heroica o Invicta. Es más: muchos incluso llegarán a creer que Leal figura en el escudo por el barbero, e Invicta por la radio que dio el gordo de Escámez en el folletón de Manolo Ramírez. Pero, en cambio, la Sevilla capillita (lo siento, no trago lo de «cofrade» y la llamo como Muñoz y Pabón), ha puesto el grito en el cielo porque van a quitar del escudo el título de «Mariana». Y ha puesto el grito en el cielo con el mejor de los argumentos sevillanos: aunque sea una barbaridad... Pero ya sabemos que Sevilla es una suma de geniales barbaridades.

 

  

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