ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  13 de septiembre  de 2020
                               
 

Princesa en cuarentena

No sé cuántos españoles seremos, porque de esto, como del número exacto de los que están en paro tras el Estado de Alarma, mi arma, o de los realmente fallecidos por el Covid, nunca se sabe el número exacto. Pero debemos de ser muchos los españoles que creemos que con las cifras de contagiados por el virus (donde en muchas provincias y regiones salen a récord diario), con el número de hospitalizados, con los ingresados en las UCI, aparte de los fallecidos, con la atención primaria de la Sanidad a punto de la saturación, ostentando además la triste marca de ser los primeros de Europa en todas estas desgracias, era una temeridad mandar a los niños al colegio como si tal cosa, por mucha mascarilla, mucho lavado de manos, muchas burbujas de pequeños grupos, muchas separaciones entre bancas y muchas medidas de precaución que se tomen. A lo mejor, igual que usted si piensa también así, somos unos exagerados, pero ¿cómo hemos vuelto a abrir los colegios cejando las cifras eran casi primas hermanas de las peores del mes de marzo, cuando se cerraron los centros educativos de toda España con el Estado de Alarma?

Y ha pasado lo que ha tenido que pasar. Que casi al tiempo de su triunfal apertura han tenido que empezar a a cerrar clases enteras o colegios de educación infantil al completo, porque los profesores daban positivo en los análisis del PCR.

Más que todas las estadísticas, más que todas las mentiras en que en forma de comparecenciaS ante la televisión nos meten diariamente el ministro Salvador Illa y el supuesto experto Fernando Simón (el que no convence absolutamente a nadie y mira que lleva horas de pantalla, más que los colaboradores de "Sálvame"), ha habido una noticia que es el símbolo triste y preocupante de esta hora. Las consecuencias de la pandemia afectan a los mejores familias. Hasta a la Familia Real. El cierre de la clase de S.A.R. La Princesa de Asturias en el magnífico colegio privado de Santa María de los Rosales porque una compañera de aula, por transmisión de su padree, ha dado positivo. Doña Leonero deberá guardar catorce días de cuarentena, confinada en La Zarzuela. Donde, aunque se aireara poco, ya estuvo en iguales circunstancias Su Majestad la Reina en el mes de abril, tras haber estado en un acto oficial con la ministra de Igualdad, Irena Montero, que dio positivo al virus.

Según mis cuentas, solamente tres días ha estado en clase del cuarto curso de ESO la Princesa de Asturias, que a partir de ahora seguirá el curso de forma telepática, como ya hicieron en Los Rosales (colegio de cuya excelencia guardo los mejores recuerdos con mis nietos) cuando se suspendieron las actividades académicas con el Estado de Alarma.

Y si es un símbolo triste y preocupante esto de que tengamos a Doña Leonor aislada en La Zarzuela, en un confinmiento a rajatabla, me alegra que, por el contrario, Su Majestad el Rey se haya hartado de recorrer todas y cada una de las autonomías españolas, y en Baleares y Canarias muchas de sus islas, y no hayamos tenido afortunadamente la menor noticia de una malajada desagradable de que alguna de las miles de personas que ha visto y saluda le haya contagiado nada. ¿No dicen a efectos de rápida curación de las cornadas que los toreros están hechos de otra pasta? Pues algo de ese ungüento mágico debe de tener Don Felipe VI, cuando con tantos miles de kilómetros por toda España y encontrarse con tantos miles de probables contagiados no ha tenido el menor síntoma de nada. Mejor así. Lo que nos faltaba es que el mismo Rey cogiera el coronavirus. En cuanto a la Princesa de Asturias, serán unos días de confinamiento, como tantos escolares que han de sufrirlo por este ansia de dar sensación de normalidad abriendo los colegios aquellos mismos dijeron que el Covid estaba vencido en España. Sí, sí, vencido....

 

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