ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  17 de septiembre  de 2020
                               
 

Otra vez el Valle

Como cada vez que estamos ante graves problemas patrios, y menuda es la que tenemos ahora mismo encima, el Gobierno vuelve a sacar a Franco y a la Memoria Histórica. Ahora la van a llamar Memoria Democrática y a incluirla en los planes de enseñanza. ¿Se imaginan lo que van a enseñar a los chavales en la Memoria Democrática? Seguro de que no dicen nada de cuando hace 84 años dejaron vacías las cámaras de seguridad del Banco de España y todo el oro de las reservas nacionales lo enviaron a la Unión Soviética. Y por descontado que no hablarán nada de Paracuellos del Jarama, ni del bombardeo republicano de Cabra, la tierra natal de Carmen Calvo, que es la que nos echan por delante con estos anuncios cuando la cosa está fea para el Gobierno y hay que usar el soplillo de esparto para aventar y avivar el fogón del odio y del resentimiento que todo lo hace olvidar. Como las noticias, quizá falsas, que dicen que quieren derribar la Cruz del Valle de los Caídos, a pesar de su mérito artístico e histórico, y las verdaderas de que convertirán aquello en un cementerio civil y expulsarán a la comunidad de frailes benedictinos, aparte de que declararán fuera de la Ley a la Fundación Francisco Franco desde un Congreso de los Diputados donde están sentados los herederos de la ETA, que vota con el Gobierno, que les da el pésame cuando un asesino terrorista se suicida en la cárcel.

Todo eso es para que no hablamos de lo que tenemos que hablar: el Covid se le ha ido de las manos al Gobierno al querer quitarse el mochuelo en encima y sustituir el mando único en Sanidad por la iniciativa propia, cada una por su lado, de las 17 autonomías más las dos ciudades autónomas españolísimas de Ceuta y Melilla. Lo que ha dicho Jens Spahn, ministro de Sanidad de Alemania: "No sé qué pasa, pero la situación de España me preocupa". Y más que nos preocupa a los españoles (salvo a los de la botellona), en lo sanitario y en lo económico. Dan diariamente, sean verdaderas o falsas, las cifras de contagiados, de hospitalizados, de ingresados en la UCI, de fallecidos. Pero no dan otra cifra que sería igual de aterradora, como es la de los parados nuevos de cada día, el número de industrias y comercios que cierran para siempre. Los trabajadores que salen del ERTE y se quedan en el paro; los negocios que han intentado abrir oyera vez tras el Estado de Alarma pero que no han podido remontar el vuelo y han tenido que cerrar para siempre. El jefe de la patronal de las líneas aéreas ha dicho que el verano ha sido infernal, pero que el invierno va a ser todavía peor. Y escuchen a los hoteleros, que ya cierran los que echaban el invierno con la clientela del Imserso. Este es el panorama apocalíptico que nos quieren hacer olvidar con Franco, con el Valle de los Caídos, con la Memoria Democrática. Mientras hay parte del Gobierno, la de Podemos, trabajando para que en esa memoria de lo que fue quede incluido el clima de concordia, reconciliación, tolerancia, de sentido de Estado, de "por España, todo por España" que vivimos desde hace cuarenta años con el Régimen de la Constitución de 1978 y la Monarquía Parlamentaria.

Y aquí en Sevilla, ni te cuento. Cuando vas a la calle San Eloy y se te caen dos lágrimas al ver tanto establecimiento cerrado. O ves el centro medio muerto, y las calles tan vacías que da miedo pasar por muchas, siguen hablándonos de grandes proyectos, como si hubiera dinero para algo, tal cómo se está disparando el gasto público con la pandemia. Y nos hablan de la ampliación del metro, y de la extensión del tranvía, y del Plan Centro, como si lo que necesitara el Centro, en vez de cortapisas para entrar en él con el coche, no fuesen ayudas a los establecimientos que puedan resistir allí. Y preguntas en cualquier establecimiento donde entres, sea antiguo o moderno, y aunque sea un bar de aparentes mesas llenas, te dicen que están ganando apenas para cubrir gastos. Pero, claro, todo esto lo arreglará la explicación de la Memoria Histórica en los centros de enseñanza, hasta en cursos de primeras letras. Y nadie se atreve a decir nada, no sean que le llamen facha. Y los hospitales, mientras, agotando su capacidad de acogida de enfermos del covid y el teléfono de Salud Contesta sigue sin contestar...

 

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