ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  6 de noviembre  de 2020
                               
 

Una leva de cantantes

Sostenía Romero Murube que La Canina en Sevilla se lleva a la gente por levas, como en fúnebres quintas de reclutamiento. En este luctuoso noviembre de Vírgenes de las cofradías vestidas de luto por sus priostes, de largas esquelas colectivas en memoria de los fallecidos durante el año de las hermandades, de las asociaciones y colegios profesionales, la verdad de Romero Murube ha vuelto a cumplirse con dos grandes artistas que se nos han ido en el mismo reclutamiento de La Canina: Dolores Abril y El Mani.

Ay, Dolores Abril; ay, aquella tarde madrileña de un café junto al Teatro Calderón en que a Juanito Valderrama se le pusieron sus achinados ojos mucho más brillantes cuando vio a aquella joven muchacha artista, albaceteña de Hellín, que iba camino de unos ensayos. Surgió el amor y aquella joven artista, Dolores Caballero, fue ya desde entonces la vida del cantautor de "El emigrante". Juanito, que era un artista también para poner nombres artísticos, la bautizó como Dolores Abril. ¿Fue en abril cuando comenzó aquel amor, que ya le acompañó hasta su muerte en la casita de Espartinas, tras haber sido reconocido en toda su grandeza flamenca, en toda la valía en sus saberes enciclopédicos del cante y en su renovación de la copla para captar a los grandes públicos, con sus creaciones que echaban humo en los discos dedicados de la radio, como "La primera comunión"? En silencio, sin su Juanito querido ya al lado, se nos ha ido aquella que renunció a su propia vocación de cantante para dedicarse a la carrera de Valderrama. Hicieron los dos popularísimas en toda España las "peleas en broma" por fandangos, que llegaban a un público elemental cautivado por aquella pareja tan unida en el escenario como en la vida. Dolores Abril, que pudo ser una gran figura de la copla y del cine folklórico de la época, prefirió estar siempre al lado de su Juan querido, y apenas la recordamos en su papel en la película "El Padre Coplillas". Adiós, fiel Dolores, Abril de amor en este noviembre en que los artistas de nuestra tierra dual, como cumpliendo una maldición, se nos van por parejas nombradas por La Canina.

Y El Mani, ay, que también se nos ha ido días después de Dolores Abril... Candela pura de arte, con su Betis de su alma. Veo ahora a José Manuel Rodríguez Olivares en una alta grada del Villamarín comiendo sus eternas pipas de girasol, entregado a su afición como se volcó con la resurrección de las sevillanas desde Gines. Siempre a la luz de la candela de la creación, con sus kilos y su simpatía, con su peinado como de "marine" americano de Rota, disco tras disco, gala tras gala, defendiendo un género que estaba a punto de perderse hasta que lo rescataron Manuel Pareja Obregón y los Hermanos Reyes y él llevó a la cima de la popularidad, como un creador, Armani o El Mani, de la moda de las sevillanas. Que la tierra andaluza que tanto cantaron les sea leve.

 

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