ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  24 de enero  de 2021
                               
 

Delenda est Hostelería

Sobre todo en las horas punta, va el metro tan empetado que, en los apretujones, no hay forma de guardar las distancias sociales que con tantos miramientos nos señalan en todas partes. Por muchas mascarillas FFP2, que por lo visto son que se van a imponer a la postre obligatoriamente, o quirúrgicas y celestes, cada vagón parece un foco de contagios, una bomba de virus, pues nadie sabe si esa chica que va a tu lado dio negativo en el PCR o es una sembradora asintomáticao de las que dan pánico. Y nadie toma la menor medida para aforar el número de viajeros en el metro, ni para poner mayor frecuencia en su paso, para evitar esto que sólo pensarlo da pánico. Relaciónense las ciudades con metro y el número de contagios y tendremos una aproximación (y centena) a una de las causas de esa alarmante elevación de la curva. Y lo mismo pasa en los autobuses, donde todo peligro de que te peguen el virus tiene no su asiento, sino su espacio en pie, junto a una barra de sujeción, expuesto a que te contagien todo loo contagiable.

Vas a unos grandes almacenes y por mucho que esté aforado el número de clientes, en las escaleras mecánicas nadie guarda la distancia social, hablando si hay que hablar, con lo que dicen que esparce de nocivos aerosoles transmisores. Y nada te digno del supermercado, donde sabe Dios si se ha lavado las manos o no quien llevó antes el carrito que acabas de coger para hacer tu compra tras echar en la ranura el euro de reglamento, o si los empleados lo han limpiado antes de ponerlo en la fila de donde lo liberas previo pago de su euro de fianza.

Por la calle te cruzas con quien se lleva mascarilla y encima va fumando, a una distancia mucho más corta de la establecida como social. Llega a tu casa un repartidor, el de Amazon mismo, y cuando le abres no sabes qué miasmas te va a echar con esa mascarilla de diseño, casera y probablemente sin filtro que usa.

Bueno, pues a nada de esto hay que ponerle restricciones. Ancha es Castilla. Aquí lo único que al parece es peligroso es el bar, la terraza del bar cuando te quitas la mascarilla para tomarte tu cañita de cerveza, o la barra cerrada a cal y canto, o la disputada mesa de interior con no más de cuatro personas sentadas. Eso, si no han mandado cerrar completamente toda la hostelería, todos los bares, todos los restaurantes, o los han dejado sólo hasta las 6 de la tarde, que es algo así como si te obligaran a ir de compras a Mercadona a las 6 de mañana. Todo va contra la hostelería, por mucho paro que se produzca, por muchos negocios que vayan a la ruina y nunca más abran. Como en 2008 se hizo el rescate de la Banca y las cajas de ahorro, ¿por qué no dinero público ahora para salvar a la asfixiada hostelería? Me acuerdo de aquel histórico artículo de Ortega en "El Sol" el 15 de noviembre de 1930, "Delenda est Monarchia" porque parece que ahora, en la cruzada contra los bares, todo se soluciona con un "Delenda est Hostelería".

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

 

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio