ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 11 de mrrzo  de 2021
                               
 

Las aceras que perdimos

Pues observo que a la reforma y repavimentación de las calles para convertirlas en "plataformas únicas" (únicas en su fealdad, será) les está pasando como a los carteles que se presentan. Que cuando crees que algo más feo ni más mamarracho no se puede hacer, viene otro que le echa la pata y le gana. Así pasó cuando convirtieron la parte peatonalizada de la calle Baños, hasta La Gavidia, en una especie de paseo marítimo sin playa al lado, como la calle Peral de Chipiona o la calle Castilla de La Antilla, con unos colorines que jamás se habían visto en Sevilla, que tenía hasta ahora su propio canon de estructura de las calles, que le daba su encanto personalísimo.

Pero ha venido la calle Mateos Gago y ha superado en fealdad y absurdo a la calle Baños. Yo, la verdad sea dicha, aún no he ido por Mateos Gago. ¿Saben por qué? Por prescripción facultativa. Me tiene dicho el médico que me evite los grandes disgustos y los sofocones, porque te suben el colesterol y te ponen en riesgo de angina de pecho. Me comentan que hay que tomarse muchos tranquilizantes antes de ir a ver el desaguisado de la calle Mateos Gago, que estaba divinamente como estaba, que le daba a Sevilla el encanto entre naranjos y con Giralda aL fondo que retrataban los turistas. Cuando había, ay, turistas que venían a ver Sevilla, lo que en el mundo se entiende por Sevilla y que aquí nos estamos cargando poquito a poco.

Yo no sé por qué, el Ayuntamiento la tiene tomada con los coches hace mucho tiempo, desde antes de Monteseirín. Toda esta moda de las "plataformas únicas" se ha hecho fundamentalmente para acabar con los coches. Primero fue contra su aparcamiento, sin que se hicieran suficientes estacionamientos subterráneos alternativos, además. Luego fue contra su circulación: "A atajar la calle/que no pase nadie", como cantaban los chiquillos. Y no hay mejor fórmula que la horrorosa "plataforma única", que aprovecha la máquina de estrechar calles para quitar los bordillos. Como sigamos así, el bordillo será una reliquia arqueológica, que la gente irá a ver como los baños árabes del Bar Giralda ahora.

Por lo que me cuentan, la calle Mateos Gago ha perdido toda su personalidad, la que surgió en vísperas de la Exposición Iberoamericana cuando se produjo su ensanche con los derribos de los viejos corrales de la Borceguinería. Hay que añadirla a la triste nómina de "las aceras que perdimos", a la estructura de las calles, que en su suscribible Tribuna de ABC decía Francisco Barrionuevo Ferrer que era siempre del material histórico: "Adoquinado y bordillos tradicionales en calzadas y enlosados en aceras. En muchos casos de plataforma única el papel de estos bordillos de granito como elementos de separación de la circulación peatonal y rodada, de tan bella presencia, tienen que realizarlo indeseables elementos secundarios de separación de ambas circulaciones como esos bastoncillos negros en Calle San Vicente, que son un verdadero atentado a la estética".

 

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