ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 13 de septiembre  de 2021
                               
 

El Coliseo

Otro hotel. Cuatro estrellas. En plena Puerta Jerez, esquina a Almirante Lobo. Sí, donde aquel viejo anuncio de las lámparas en la radio: "¿Y la fábrica, dónde es? Cerca de Puerta Jerez: Almirante Lobo, 3." Esto será en Almirante Lobo 1. La calle que desforestó Zoido como alcalde en su arboricio. Donde estaba la Cafetería Coliseo y en cuyos altos había otro modesto hotel, que me parece recordar se llamaba Dalí.

Anuncian que el hotel nuevo se llamará como la cafetería: Coliseo. Que acabó no estando donde estaba primitivamente la Cafetería Coliseo. La primitiva Cafetería Coliseo estaba en los bajos del teatro y cine del mismo nombre, del Coliseo España, que daban a la Avenida. Cafetería a la vieja usanza, casi madrileña, donde la gente echaba la tarde con un cortado. Una ruina para el dueño. Había dos cafeterías contiguas en esa acera: el Coliseo y el Bar Zahara, en cuyos veladores de la puerta estaba siempre Juan el Legionario, un egipcio ciego por una granada en la guerra civil, que se dedicaba al cambio de moneda extranjera, siempre acompañado por uno de sus hijos, que le hacía de lazarillo (y al que dicen que le puso Faruk, por el rey de su tierra), siempre con unas gafas manoletinas pegadas a la cara para que no se vieran vacías las cuencas de sus ojos, aseguraban que explotados cuando iba a lanzar una granada anticarros contra un tanque republicano.

El Coliseo España no se iba a llamar así, sino Teatro Reina Mercedes, como aquel trozo de la Avenida. Pero como antes de inaugurarse vino la II República, hubieron de cambiarle el nombre. Y funcionó como elegantísimo cine más que como teatro, aunque me parece recordar que allí se estrenó el "Retablo de Maese Pedro" de Falla por su Orquesta Bética y allí representó La Piquer el inolvidable espectáculo "Las calles de Cádiz". En el Coliseo celebraban los Jesuitas sus entregas de dignidades y era sala elegantísima: 3 y 5 continua; 7 numerada. Al comienzo del invierno olía a la naftalina de la estolas de visón y en el verano, les ponían a las butacas unas fundas de rafia para reforzar el frescor de los ventiladores y del "sistema de refrigeración Carrier" de la época. Allí vi "El último cuplé" de la Montiel.

El Coliseo España cerró como cine, lo compró el Banco de Vizcaya, y a punto estuvo de derribo. Florentino Pérez Embid, sevillanbo de Aracena, como director de Bellas Artes, se inventó la calificación de "monumento local" para salvar al menos su fachada. Pero todo lo demás entró bajo la piqueta de Pavón, incluidos los frescos de Hohenleiter en el entresuelo. Y con el Banco de Vizcaya, cerraron los locales que daban a la Avenida, entre ellos nuestra Cafetería Coliseo. Que pasó a esa esquina de la Puerta Jerez con entresuelo, donde había estaba antes la central de los autobuses de la Empresa Casal. Con la cafetería, se llevaron el nombre a la Puerta Jerez y en la barra puso Catunambú su imperio de los platos compuestos. Y en los veladores de los bajos, la tertulia semanal irrepetible de Olivencia, García Añoveros, Acedo... Todo ahora será un hotel. Todos nuestros recuerdos acaban siendo un hotel. Sevilla entera acabará siendo un hotel. Si no lo es ya.

 

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