Lo que nos faltaba. Igual que muchas tiendas, bares y restaurantes han cerrado por la ruina del estado de alarma, del confinamiento, de la pandemia y de la crisis del parné, cuatro hermandades de gloria, cuatro, han tenido que suspender por razones económicas la salida procesional que tantos esperaban con la misma ilusión con que fueron ver a la Divina Pastora de Santa Marina, deseosos de la vuelta a la normalidad a la sevillana. Que significa ver a un paso con costaleros con su banda de música detrás y su bulla delante. Estas cuatro hermandades son: la Virgen de las Mercedes de la capillita de la Puerta Real; la Virgen de la Luz de la iglesia de San Esteban; la Virgen de los Reyes de la fernandina Hermandad los Sastres de San Ildefonso; y la Virgen del Buen Aire de la Hermandad de Pasión y Muerte. Nos quedaremos sin estas cuatro hermandades de gloria en la calle, y sólo tendremos la mención lírica que seguro hará de ellas la escritora Rosa G.Perea en su próximo Pregón de las Glorias, que supongo que no se suspenderá también por razones económicas, porque es "sin trincá" y la Catedral no cobra nada por ceder el altar del Jubileo.
En el Consejo de Cofradías había hasta ahora, como saben, las secciones de hermandades de penitencia, sacramentales y de gloria. Habrá que crear, y a modo "transversal", que se dice ahora, una nueva sección: la de hermandades tiesas, sin un duro, que no pueden cubrir gastos de una salida procesional. Esto me recuerda una vuelta a los viejos tiempos de antes del fervor y afición cofradieros de los últimos lustros. Para la mayoría de las cofradías, la estación de penitencia es ahora un negocio. Primero, por la cantidad de papeletas de sitio que se extienden; y después porque en su economía desapareció hace mucho tiempo una de las partidas más costosas, como las cuadrillas de costaleros profesionales. Como son hermanos, no cobran, sino que pagan su papeleta de sitio de salida. Muchas hermandades de mantienen todo el año con los beneficios de la salida en Semana Santa, a la que hay que añadir la subvención del Consejo.
Ninguna de estas cuentas les salen a las pobres cuatro hermandades de gloria tiesas de solemnidad. De todas ellas, siento especial dolor por la suspensión de la salida de una que tuvo la gentileza de nombrarme hermano de honor, como hijo de alfayate del Real y Fernandino Cuerpo de Maestros Sastres de Sevilla: la hermandad de la Virgen de los Reyes de San Ildefonso, con su imagen a la que llamar suelo "la Divina Oficiala", a la que cosió el manto San Fernando cuando se lo rompió una flecha de los moros. Estas hermandades vivían en parte de la subvención del Consejo, unos 4.000 euros. Ello les permitía la salida procesional, ya que suelen ser cortitas de número de hermanos, de cuotas y papeletas de sitio. Pero como el Consejo está también tieso al no tener ingresos por la carrera oficial y por los palcos en los dos últimos años, pues ya me contarán. Así que habrá que cambiar lo de Carlos Herrera famoso: "¡A ayudar económicamente a las hermandades de gloria, sevillanos!".
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