ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  27 de octubre  de 2021
                               
 

El de las rastas

Si usted dice "el diputado canario Alberto Rodríguez", ni idea de quién es. Pero si dice "el de las rastas", no sólo sabe de quién se trata, sino que hasta aquí llega el olor, puf, de sus greñas, con ese aspecto de no haber conocido el champú en su vida. Todos hemos aprendido mucho sobre rastas con este diputado de Tenerife por Podemos, inhabilitado por el Supremo para ejercer cargos públicos. Total, por nada, por una tontería: por haberle dado una patada a un policía en una manifestación contra la LOMCE en La Laguna. Como es bien sabido, la obligación de todo diputado que se precie de progresismo de rastas es ir a las manifestaciones y en primera línea, de modo que pueda dar a los policías las patadas que tenga por conveniente. Pero, claro, si el Supremo ratifica una condena por ataque a la autoridad, es prevaricación, porque de sobra sabe que las rastas son intocables. ¿Usted no ve los bigotitos? Eso es otra cosa. No hay nada más ultraderechista que un bigote, de Aznar a esta parte.

Ni nada más inquietante que unas rastas. En este asunto, que ha superado al famoso corte de coleta de Pablo Iglesias, los conejos han disparado contra las escopetas y querían denunciar a la presidenta del Congreso por cumplir la sentencia del Supremo y mandar al de las rastas a que deje el escaño para siempre, con lo que quizá tendrá tiempo de lavarse la cabeza. El Supremo debía haber aclarado en su sentencia algo con cuya duda insondable nos quedamos todos: si las tales rastas son de pelo natural o un añadido, como la coleta de los toreros, pero a lo sucio y pringoso. ¿Son suyas las rastas o son como quien se pone una peluca? ¿Se es más progresista con rastas que sin ellas? ¿Por qué nadie del PP lleva rastas, como homenaje, dice el DRAE, a los rastafaris "un movimiento religioso, social y cultural de origen jamaicano que se caracteriza por transmitir sus creencias a través de la música, defender el consumo de marihuana y el uso de una indumentaria y un peinado característicos"? Eso, eso, mucha marihuana y mucha trenza guarra. Y el champú, lo más lejos posible.

Tenía que haber aclarado el Supremo si el que le dio la patada al policía y ahora, tras enseñarle tarjeta roja, lo envía al vestuario, lleva esas rastas de su propia pelambrera o si son greñas que quita y pon. Y, sobre todo, debe urgentemente desmentir que lo echan del Congreso por atentado contra la autoridad del policía de la patada y no por guarro. Asunto que debería reglamentarse: el atuendo de los diputados. Mucho "señoría" para arriba y "señoría" para abajo, y sus señorías van vestidos de cualquier manera, en mangas de camisa, mientras que los ujieres y los bedeles han de ir de punta en blanco. Muchos diputados van de tal manera que parecen no los representantes del pueblo, sino una rueda policial de reconocimiento tras un atraco. Ah, y al final, pero no lo último. Aunque el de las rastas es diputado por Canarias, ¿usted le ha oído una sola palabra sobre el volcán de La Palma, de solidaridad con los damnificados en sus hogares, en sus negocios y en sus plataneras que la lava de la terrible catástrofe natural ha engullido?

 

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