ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 16 de noviembre  de 2021
                               
 

Peligro: patinetes

Si hará tiempo, que me parece que todavía estaba casado con la Infanta Doña Elena. Y cuando vieron a Jaime de Marichalar por las calles de Madrid montado en patinete eléctrico, yendo al trabajo o a hacer un mandado, le pasó como al Piyayo, que a chufla lo tomó la gente y se hartó de reír. No sospechábamos entonces que los patinetes iban a pasar de la risa al terror. Porque les confieso que me dan miedo los patinetes que se están prodigando cada vez más por Sevilla, con sus paradas para dejar los alquilados o que suelta la gente cuando ya los ha utilizado donde les convenga, abandonados en las aceras, cuando no ocupando una plaza de los escasos aparcamientos de superficie que van quedando tras el paso de la máquina de estrechar calles que inauguró Monteseirín, continuó Zoido con sus 20 concejales, 20, y ha seguido Espadas. Ponen muchos el patinete como solución para llevar a cabo la recomendaciones de la reciente conferencia de Glasgow para que ni la gasolina ni mucho menos el diesel contaminen la atmósfera y contribuyan a aumentar el cambio climático. Dicen que el patinete es una solución sostenible y transversal para la movilidad. ¿De verdad? ¿Puede una señora de cincuenta años ir en patinete al supermercado y traer en él las bolsas de lo que ha comprado? ¿Cómo se llevan a los niños al colegio en patinete?

Los patinetes son un horror y un peligro, porque sus ocupantes unas veces se comportan como peatones, otras como conductores de coches y otras como ciclistas, según les convenga. Lo mismo van por la calzada, entre los coches, que por el carril bici a toda velocidad o que por la acera, entre los peatones, sin avisar, "¡que voy, que mancho!". El caso es que o estoy equivocado (como en tantas otras cosas), o ya se ven casi más patinetes que bicicletas alquiladas de Sevici, que son fieles a su carril y cuyos ocupantes echan pie a tierra cuando pasan por una calle peatonal, siguiendo la ordenanza del letrero que, por ejemplo, hay en la calle Tetuán en su entrada desde la Plaza Nueva.

Disposiciones municipales sobre el patinete para que no nos den terror ni nos arrollen cuando se nos echan encima con su silenciosa velocidad hay todas las que usted quiera. Pero les pasa como a todas las leyes en España: que la mayoría de ellas no se cumplen, ni nadie se ocupa de su aplicación. Me parece un milagro que cada día no haya varios heridos atropellados por un patinete, ni colisiones con coches o con motos. Sí que son hábiles los que llevan a toda carrera los patinetes por donde menos te piensas. Espero que el sustituto del alcalde Espadas cuando se vaya al acomodo que le han buscado en el Senado, que todos dicen que va a ser Antonio Muñoz, invente esta nueva señal de tráfico, un triángulo rojo con uno de estos locos cacharros pintado y la leyenda: "Peligro: patinetes". Y que ponga estos carteles por toda la ciudad. Los patinetes dicen que son la solución de la movilidad de la sostenibilidad de la transversalidad, tarará, pero hoy por hoy son un incontrolado peligro de que lo arrollen a uno.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio