ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 20 de noviembre  de 2021
                               
 

Pasar con un cate

Aquel floreciente empresario sevillano, rico potrico, un águila para los negocios, premiado muchas veces por el éxito de sus iniciativas comerciales e industriales, se vanagloriaba de que no había ni terminado el Bachillerato:

-- Ten en cuenta que a mí me han echado por mal estudiante de los mejores colegios sevillanos. Quizá por eso me tuviera que dedicar a los negocios; si no, a estas horas me verías de funcionario o todo lo más de abogado de secano.

Eran tiempos en que los planes de estudio procuraban la excelencia y los colegios premiaban el esfuerzo, el estudio, la superación, y no estos que igualan por abajo y que da igual un suspenso que dos, que se pasa curso con un cate, y hasta se puede llegar con ellos a la Selectividad. De horror. ¿Y esta que ahora está en las aulas dicen que es la generación mejor preparada de la Historia? Si de momento no darán ni Historia, ni Latín, ni Filosofía, ni nada que fomente la funesta manía de pensar fuera de los rentables abrevaderos de lo políticamente correcto y en sus libros de texto aplican el igualitarismo del lenguaje inclusivo y desprecian el plural genérico de la Gramática Española y las recomendaciones de la Real Academia, de modo que se ha llegado a esa caricatura que denunció la Junta, de un libro escolar de ESO donde se enseñaba que la Inquisición supuso la expulsión de "los judíos y las judías". Debían haber especificado si eran judías pintas o negras, o del Barco de Ávila.

La excelencia y el esfuerzo se premiaban antes en los planes de estudio y en los colegios. En aquel elitista colegio sevillano aplicaban un refinadísimo sistema para expulsar a toda la morralla de los malos estudiantes y quedarse sólo con los que luego sacaban las mejores notas en los exámenes de Selectividad y con ellas, tan altas, podían elegir la Facultad que quisieran. Cuando había un mal alumno que coleccionaba cates, llamaban a los padres y les decían sibilinamente:

-- Su hijo ha sacado tres suspensos y tiene que repetir curso. Ahora bien, si se lo lleva usted a otro colegio, le damos el curso entero por aprobado y así no pierde ningún año.

Así, tras pasar por otros centros, acababan en Campillos, que era la meta del colegio malagueño casi con mucho de correccional de todos los malos estudiantes sevillanos, donde estuvo, por cierto, el millonario empresario que citábamos al principio.

Lo peor de la nueva ley de enseñanza media es que iguala por abajo, y les hace sentir como que están haciendo el canelo a los buenos estudiantes que se esfuerzan, estudian y buscan la excelencia. Si con un cate se pasa de curso y hasta se puede llegar a la Selectividad, ¿a qué tirarse las tardes y los días de fiesta estudiando, si los gamberretes del curso que no la doblan van a pasar igual que ellos? Vamos a tener una ley de enseñanza todo lo progresista que ustedes quieran, pero discriminatoria, al igualar por abajo, que no premia el esfuerzo, sino la gandulería.

 

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