Primero fue la Memoria Histórica, que no lo era de toda la Historia de España Contemporánea, sino sólo de la mitad, del bando de los perdedores de la incivil guerra civil. Ahora se amplía con la Memoria Democrática, que también es media memoria, y se hacen tambalear los cimientos de la construcción de la reconciliación y concordia nacionales que supuso la Ley de la Reforma Política que llevó felizmente, con la renuncia y generosidad de todos, a la Constitución de 1978. Se trata ahora de derogar (¡siempre derogar!) la Ley de Amnistía de 1977, pero también sólo para un bando, para el de los ganadores de la guerra civil, a los que se les quieren aplicar las leyes contra el genocidio. Paracuellos no va a examen. ¿Pero quién queda vivo de los que hicieron la guerra, fuera en el bando que fuere, si ya han muerto hasta los de la "quinta del biberón", los chavales movilizados en los estertores del conflicto fratricida?
Igual que al volcán de La Palma le estalla la lava y salen las coladas por donde menos se espera,, así a este régimen social-comunista le revienta el odio cuando menos se lo espera uno, pero siempre por el mismo lugar: sacan a Franco y al franquismo a pasear para que nos olvidemos de los problemas que de verdad preocupan al ciudadano. ¿Vamos a vivir mejor porque el Valle de los Caídos ya no se llame así, sino que vuelva a su primitivo nombre, el que se usaba antes de su inauguración, Cuelgamuros? ¿Va solucionarse el problema de la deuda y van a mejorar las predicciones sobre la inmediata situación económica y el crecimiento del PIB porque a José Antonio lo exhumen de lugar preferente en la basílica del hasta ahora llamado Valle de los caídos de ambos bandos? ¿Y van las pensiones a llenar su hucha porque supriman los títulos nobiliarios que creó Franco para lo vencedores y los prohombres de su régimen, usurpando por cierto las prerrogativas del Rey? ¿A quién importan esos títulos nobiliarios? A veces, ni a sus titulares, que no los usan y eso que, como todos los del Reino, como los inmemoriales de Castilla, solamente tienen un valor simbólico y honorífico? Eso no da un duro; al revés, cuesta un dinero muy curioso renovarlos a la muerte de su titular, de un marqués o de un conde, y nada digo de un duque que sea, además, Grande de España. -
Si quieren aplicar la derogación de la amnistía, que miren más cerca en el tiempo y en el espacio, porque la batalla del Ebro queda muy lejos: que se fijen mejor en la ETA. Aquí, de hecho, ha habido una amnistía, no sé si con ley o sin ella, de los asesinos confesos de ETA, muchos de los cuales no solamente están en la calle, excarcelados, sino que se les recibe en su pueblo como a héroes. Antes, se les acercó donde pedían, a las cárceles de las Vascongadas, cuya negativa fue justo lo que costó la vida a Miguel Ángel Blanco. Las manos manchadas de sangre y sus herederos sostienen ahora al Gobierno, y a esos nadie les deroga la virtual amnistía de la que se han beneficiado para integrarse en el sistema y destruirlo desde dentro.
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