ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 23 de abril  de 2022
                               
 

Vandalismos

Por si fuera poco el incivismo de las pintadas de los grafiteros, que tienen el centro de Sevilla, e incluso los barrios, hechos una pena, el vandalismo. Lo que me sigo preguntando es qué le sacan a pintar una fachada impoluta, las persianas echadas de un comercio, las lunas de un establecimiento, un rincón sevillano cualquiera lleno de encanto y belleza. ¿Por qué quieren dejar ahí su pezuña con pintura, para decir que estuvieron allí? ¿O protestan contra algo? ¿O es simplemente el resultado de los sucesivos planes de estudio donde la urbanidad y el civismo han sido dejados de la mano de Dios, tomados como algo facha, y ya se sabe que hay como una Inquisición contra todo lo que se plantea de otra manera, que pasa automáticamente a la calificación de "facha"? ¿Esto es lo que ha traído la asignatura de "Educación para la Ciudadanía"? Visto así, eso de pintarraquear Sevilla entera, sin respetar nada, tiene que ser de lo más progresista que se despacha, como una negación del pasado y una afirmación en... En no se sabe qué. Sigo sin explicarme qué provecho le pueden sacar al tubo de espolvorizador de pintura chorreado sobre lo más intocable de Sevilla.

Y por si todo esto fuera poco, ahora, el incivismo vandálico y destructor, que incluso aseguran que está coordinado y organizado por pandillas. Yo reivindicaría a los vándalos, que no se atreverían a lo que estos niñatos hacen, cuando, por ejemplo, derriban y mutilan la Cruz de la Inquisición en el rincón del Ayuntamiento con el Arquillo, sin causa que lo explique. No creo qué sepan ni el significado histórico de lo que destruyen. Es romper por romper. ¿Drogados y borrachos? Tampoco lo creo. Están en sus cabales cuando se enfrentan, por ejemplo, al monumento a la Infanta Doña María Luisa, la que donó el Parque a los sevillanos, escultura obra de Pérez Comendador. ¿Qué le sacan a vandalizar el monumento a un personaje histórico benefactor de Sevilla, que quizá ni saben quién es, sino una señora que está allí sentada y sobre la que hay que dejar la huella de la incultura y de la destrucción?

Nada escapa a la destrucción por la destrucción de estos incívicos. Luego tenemos todos que pagar la reconstrucción de lo que destruyeron, como los 140.000 euros que nos costarán los daños que hicieron entre la Glorieta de Ofelia Nieto por el incendio intencionado el pasado verano, la Glorieta de Cervantes y la de Más y Prat, por no salir del Parque. Sí, los parques son su predilección. Y los Jardines de Murillo. Y sobre todos, la Glorieta de Bécquer, la del taxodio monumental. Cuando no le rompen los dedos a las esculturas del amor le roban el carcaj a Cupido en forma de ángel. Han tenido que vallar y cerrar esa glorieta, y ni por esas. Ahora, la destrucción total de uno de los bellísimos anaqueles de mármol donde antiguamente, como en los de otras glorietas del Parque, había libros del autor homenajeado en el monumento para que los leyeran los visitantes. Debería hacerse como se acabó en las Vascongadas con la quema de autobuses de la "kale borroka": que los padres paguen los daños que producen ésos vándalos que tienen por hijos y a los que no supieron educar.

 

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