ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  12 de mayo  de 2022
                               
 

El tesoro de Martín Cartaya

Siempre se ha mantenido que la plaza de los toros es un fiel espejo de la ciudad. En ese espejo, podemos encontrar el retrato del gran fotógrafo Jesús Martín Cartaya. En las corridas, todos los fotógrafos se colocaban en el largo burladero de callejón para la Prensa, en el tendido 7. Menos Jesús Martín Cartaya, que se ponía en la puerta de la antigua enfermería, entre los tendidos 6 y 8. Martín Cartaya tenía, así, un punto de visto distinto a cuantos profesionales de la fotografía retrataban la corrida. Y así ha sido toda su carrera como excepcional notario gráfico de la vida sevillana en la segunda mitad del siglo XX. Especialmente, de la vida cotidiana. ¿Por qué? Porque Martín Cartaya retrataba siempre lo que para los profesionales de la fotografía ni siquiera existía, y no merecía un negativo de aquel material tasado muchas veces que le entregaban en los periódicos para su tarea. Esa fue siempre la ventaja de Martín Cartaya sobre los otros grandes fotógrafos profesionales de Sevilla: que al no depender laboralmente de ningún periódico, pudo ir siempre por libre, de "outsider", con una curiosidad infinita y con una capacidad única de dar importancia a lo que otros ni siquiera miraban.

Así, la obra gráfica del hijo del espartero la Puerta de Triana tiene el valor de un tesoro gráfico sobre una Sevilla que ya no existe. Los toros, la Semana Santa, la vida interior de las cofradías, el Corpus, algo menos la Feria, la Virgen de los Reyes, los personajes populares callejeros, los oficios en trance de desaparición por el cambio de costumbres, la evolución urbanística de la ciudad son los grandes apartados de ese tesoro del Archivo Martín Cartaya que tanto ha puesto en valor y clasificado y ordenado el historiador y profesor Álvaro Pastor Torres.

Piensen un oficio desaparecido, una costumbre olvidada. Piensen en el sillero que echa culos de asientos, en el afilador, el latero, en el carro de la nieve, en Antoñito Procesiones, en Vicente el del Canasto, en la Plaza Nueva y la calle Tetuán con coches o con los viejos tranvías amarillos y naranja. Todo eso fue retratado en su momento únicamente por Jesús Martín Cartaya. ¿Cuánto vale este tesoro gráfico, memoria de la ciudad y testigo de un tiempo? Millones, por su excepcionalidad y singularidad. Fotos de la vida oficial en Sevilla hay a cientos en los archivos de muchos fotógrafos profesionales que custodia la Hemeroteca Municipal. Pero este tipo de curiosidades de los azorinianos "primores de lo vulgar" sólo se encuentran en el Archivo de Jesús Martín Cartaya. Quien pudiendo haber vendido su archivo gráfico a una Universidad americana por una millonada, ha tenido la generosidad de donarlo a la Universidad de Sevilla, que con diversas exposiciones y catálogos valoró su obra y que esperemos que la continúe mimando como el tesoro que es. Gran gesto de generosidad sevillana el de Jesús Martín Cartaya, nuestro cronista gráfico de la vida cotidiana en el siglo XX, a quien su Nazareno de La O le conceda larga vida.

 

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