Aparte de para ocupar minutos en la programación y tratar de conformar a los partidos pequeños que se codean así con los grandes, con el gobernante y con el primero de la oposición, todavía me estoy preguntando para qué sirven estos debates televisivos que estamos viendo (el que los vea). ¿Mueven el voto de alguien? Los que los siguen, ¿los ven para ver qué dicen los otros candidatos que no son el que tiene ya decidido que van a votar o simplemente para comprobar que el suyo es el mejor y el que sale más favorecido?
Yo por debate televisivo entiendo otra cosa que lo que estamos viendo en la presente campaña que alcanza su última semana. Entiendo por debate el enfrentamiento a tumba abierta entre dos oponentes significados y significantes de sendas ideologías, sin más moderador ni minutaciones, sin más escalillas de los asuntos a tratar obligatoriamente. Yo, por debate, entiendo lo que fue el de Kennedy frente a Nixon, que cómo sería, que todavía hablan de él los libros de ciencias de la comunicación. Dos candidatos fuertes frente a frente, para ganar votos y para decirse de todo y poner en un brete al adversario y arrebatarle la clientela. Ahí sí que se ganan o se pierden votos, cuando se ve el calado... (Perdón, que se me ha escapado una palabra en Tertulianés, eso de "calado", sólo me falta decir que son debate "de largo recorrido"...) Digo que ahí sí que se ve cómo son los grandes candidatos, y no en estos que llamaría "debate-rebujito", aguados, encorsetados, donde a la fuerza tiene que seguirse un temario como si fuera el examen de la EBAU, la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad, que es como ahora le han puesto de mote a la Selectividad.
A la fuerza se empeñan los moderadores-presentadores en lo de los bloques. ¡Para tirarse por los bloques!, por decirlo a la gaditana, lo forzado que resulta que primero hayan de hablar de sanidad, y luego de educación, y después del paro, y más tarde de lo que hayan acordado. Que no suele ser lo que interesa a la gente, y no tanta preparación artillera de minutar lo que hablan y de obligarles a presentar sus ideas sobre asuntos predeterminados. Cuando lo que de verdad interesa a la gente se queda fuera del debate. Que es la subida de impuestos, que es la inflación, que es la pérdida de poder adquisitivo de los sueldos, que es lo caro que está todo y lo que cuesta que los jóvenes encuentren trabajo.
El número 6 está muy bien para un festival taurino entre 6 espadas, 6, pero lo que al público le gusta en los debate el mano a mano. Tantos candidatos en un plató, en sus pupitres, como examinandos, es a veces hasta ridículo. Otra vez en televisión, ahora en Canal Sur, los 6 candidatos, 6, en el redondel: Juan Espadas, Juanma Moreno, Juan Marín, Inma Nieto, Macarena Olona y Teresa Rodríguez. Otra vez todos contra Juanma y otra vez el bálsamo de Fierabrás de Inma Nieto y su sopa de letras anticapitalista de partidos a la izquierda del PSOE. Otra vez el rebujito de candidatos y la demonización de Vox. ¡Con lo bien que está saborear un buen duelo a primera sangre entre los dos que tienen más posibilidades de ganar!
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