ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  7 de julio  de 2022
                               
 

La Sevilla limpia de Soledad Becerril

Como si me mandara un cartucho de rabitos de pasas, un atento lector me recuerda que no siempre Sevilla estuvo tan sucia. Que hubo un tiempo no tan lejano en que fue, por el contrario, ejemplo de limpieza. Me dice: "Usted recomienda al futuro candidato a la Alcaldía por el PP, a don José Luis Sanz, que si de "pograma" estuviera cortito con sifón, que le meta mano a la suciedad de Sevilla, que ahí sí que hay tajo. Sevilla está de pena en cuanto a suciedad, pero no sólo de suciedad vive el sevillano. ¿Dónde me deja usted el mantenimiento de las zonas verdes y cunetas variopintas? Que más que verdes son "amarrones", el color del pasto seco de los campos andaluces, como rastrojeras".

Y me añade este lector con tan buena memoria en la ciudad que todo lo olvida: "Si Sanz quiere saber de ciudad limpia como una patena que le pregunte, que la tiene muy cerca en su partido aunque alejada de cargos, a doña Soledad Becerril Bustamante, única alcaldesa de la Muy Noble Ciudad de Sevilla "hasta donde yo sé", como a usted le gusta decir en tertulianés. No sé si hubo otra alcaldesa en Sevilla o si Doña Soledad sigue ostentando el récord de la única, en esta ciudad de tanta progresía feminista al uso, pero de boquilla y tan pocas mujeres en puestos decisivos. Con el presidente Suárez, Doña Soledad Becerril fue la primera mujer ministra de un Gobierno español desde la II República y también la primera mujer en ocupar la Alcaldía de Sevilla (1995-1999), y hasta el momento, la única. Eso de que los sevillanos somos puercos puede ser que lo llevemos en el ADN; pero lo mismo de puercos éramos en 1995 y sin embargo Sevilla estaba limpia como una patena con Soledad de alcaldesa. El baldeado nocturno de sus calles, por lo menos las del centro histórico y turístico, era una costumbre diaria para las cuadrillas de Lipasam, lo mismo que eran una realidad las sombras de sus árboles callejeros, que la motosierra se llevó por delante en tantas y tantas calles y ahora amenaza hasta a la barriada de Tablada. Los de Soledad fueron 4 años, 4, de un extraordinario e incansable trabajo como alcaldesa, que se encargó de liquidar Rojas Marcos con 6 concejales, cuando siendo la ganadora en 1999 con 13 concejales, le impuso unas condiciones leoninas para seguir en la Alcaldía que la señora Becerril, vergüenza torera, se negó a suscribir y nos metió en la Alcaldía a un tal Alfredo Sánchez Monteseirín, de tan gratos recuerdos... Por las que hilan."

Pues sí: hubo un tiempo en que Sevilla sí estuvo limpia como los chorros del oro y lo consiguió Soledad Becerril, una extraordinaria mujer, noble como la ciudad que gobernó, trabajadora y currelante como la mayoría de las mujeres y ejemplar en muchos aspectos, de la que nos sentimos muy orgullosos y que el tiempo no hace sino agrandar su trayectoria y su figura. Así que si el señor Sanz quiere esa fórmula mágica que tantos sevillanos estamos esperando de una ciudad ejemplarmente limpia, que le pregunte a nuestra ex-alcaldesa... ¿O habrá que poner a otra señora en la Alcaldía, en vez de a un caballero, para que Sevilla vuelva a estar tan limpia como entonces?

 

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