ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  27 de septiembre  de 2022
                               
 

Y dale con las grandes fortunas

Como el otro, rojísimo, dijo en aquellos tiempos ya ten lejanos en que se pedía la reforma agraria y la expropiación de los latifundios que como solución a los problemas de Andalucía no iba a parar hasta que viese a Fermín Bohórquez rejonear en un burro, siguen dando vueltas y mareando la perdiz con la demagogia de los impuestos a las grandes fortunas. Como si las grandes fortunas (que no sí si las hay, tras tanto impuesto confiscatorio), tuvieran la culpa de la inflación, la subida de precios y la caída del PIB, y como si con impuestos a las grandes fortunas se fueran a solucionar los problemas de la guerra de Ucrania y del corte del grifo de los suministros rusos de gas y electricidad a Europa.

¿Existen las grandes fortunas? Lo que buscan es acabar con ellas, pero quizá busquen algo que no se encuentra. Sin ir más lejos del Pino de la Joroba, ¿cuáles son las grandes fortunas de Sevilla? ¿Son los nuevos ricos, los que se estrenaron en la cultura del pelotazo con la Expo del 92 y todavía no han parado? Porque las clásicas, las de los grandes apellidos del campo, son ya apenas una caricatura de capitales, "el esplendor de gloria de otros días", que queda apenas en ciertos tics sociales de enganchar en Feria, tener barrera en los toros, o mantener un tren de vida que ya nadie puede sostener. Muchas veces me he preguntado quién es el más rico de Sevilla, cuál es la mayor fortuna de nuestra ciudad. Cualquiera que se deje llevar por la demagogia te citará quizá un apellido nobiliario, o de la antigua alta burguesía, de los que desde mucho antes de la Transición ya no mandan nada en Sevilla. Es más: quizá no haya nada tan voluble y tornadizo como una gran fortuna, sobre todo si está hecha a la sombra de los nuevos poderes. Te enteras que de la noche a la mañana y de golpe y porrazo, aquel que creías el más rico de la provincia, el que en tiempos de la Restauración llamaban "el primer contribuyente", ha pegado el barquinazo y está en la ruina, porque se metió en atrevidas inversiones que no resultaron rentables, porque cambiaron las condiciones del marcado donde se enriquecieron, o simplemente porque no estaban preparados para sacar adelante tal volumen de negocios o grupos de empresas de tanta relevancia.

No me explico este afán de Sánchez y de sus socios podemitas por ir contra las grandes fortunas, cuando arrojan piedras sobre su propio tejado. Para grandes fortunas, lo que se dice grandes fortunas, las de los artistas y paniaguados del Sindicato de la Ceja, que han amasado millones hablando siempre en nombre de la izquierda. Esos artistas de la órbita de Sánchez, ese Pedro Almodóvar, ese Bardem, son las verdaderas grandes fortunas, y no creo yo que vayan a ir contra ellos mismos. Porque, además, tienen sus capitales y las subvenciones que han atesorado en un paraíso fiscal o en una Socimi (sociedad cotizada de inversión en el mercado inmobiliario) donde tributan el 1 por ciento. Seguirán con la demagogia de las grandes fortunas y a los que desde una tienda Quechua de campaña en la Puerta del Sol el 15-M se hicieron el casoplón en Galapagar y se montaron en el dólar de la casta que querían destruir, ni tocarlos.

 

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