Silencio para Jesús Quintero
- El teletipo de los crisantemos, hermano Jesús Quintero,
- querido Loco, me acaba de decir que te nos has ido para siempre a
- tu Colina. Hasta para irte, lejos del mundanal ruido, de los
- estudios de radio, de los platós de televisión, de los
- micrófonos, has tenido ese punto de genialidad que nunca te
- abandonó. Eras mucho y eras todo en la radio y donde quiera que
- te proponías. Y a mí ahora, quizá influido por tu personalidad,
- por tu modo de hacer entrevistas, no me salen palabras: me sale
- el silencio. Tu silencio. El que estaba escrito en la partitura
- de tu vida. Tu vida de artista, de creador, de hacedor de
- historias, de inventor de personajes, de descubridor de los miles
- de mundos que teníamos alrededor y de los que no nos habíamos
- dado cuenta hasta que los llevaste a tus programas.
-
- Son ahora las 12 de la noche y estamos en los estudios de
- Radio Nacional. Al otro lado de la vidriera del control, está
- Paco Cervantes. Tú traes a un personaje al que han entrevistado
- cien veces en otras emisoras. Pero sólo tú sabes, ante tu
- micrófono verdad y oro, sacarle lo que nunca dijo antes. ¿Cómo?
- Por ese silencio con que has dedicado tras sus últimas palabras,
- que le ha hecho volver a añadir frases que quizá no hubiera
- querido decir. Inventaste un modo de hacer radio y fueron todos
- en tropel tras tus innovaciones. Sabías presentar a tus
- personajes en esos tres cuartos de perfil con que nadie antes los
- había contemplado, perro verde, ratón colorado. De experiencia en
- el medio tenías toda la del mundo y un poco más, desde aquel
- "Círculo Internacional" con que comenzaste a ser escuchado en
- toda España.
- Irrepetible. Sí, eras irrepetible en tu genialidad. Hemos
- pasado junto las mejores risas, las mejoras horas, en Sevilla, en
- Marbella, en Madrid, en Barcelona. Con los tuyos, los que
- cobraron nueva e imperecedera vida cuando los descubriste. Sin
- ti, Jesús, nos hubiéramos perdido gran parte de las enseñanzas de
- nuestro maestro Beni de Cádiz. O no le hubiéramos visto el lado
- ridículo a esos otros personajes presuntuosos y falsos a los que
- desnudabas en la cruz de la verdad cuando le contestabas con uno
- de tus largos, profundos, sabios silencios.
- Y si investiste un modo de hacer radio, no menos creaste un
- estilo en televisión. Cuánta sabiduría popular de San Juan del
- Puerto se escondía bajo una pátina de internacionalismo. Fuiste
- muy de pueblo para poder ser muy del mundo. Cuando decías una de
- tus muchas genialidades te salía el habla sanjuanera, tan llana,
- que disimulabas acto seguido con muchas eses y nombres de
- cantantes extranjeros que sólo tú conocías.
- Radio América, Montpensier, el Teatro Quintero... No
- parabas, creador hasta el último momento. Haz lo que debas aunque
- debas lo que hagas. Siempre con tu bufanda, tu largo abrigo, tus
- carpetas al brazo, llenas de papeles tan importantes que
- olvidabas luego. No le dabas importancia a lo mucho que eras, a
- la huella que has dejado entre los que te quisimos, estuvimos
- cerca de ti en las horas duras o alegres y aprendimos de tu
- grandeza. Por eso, hermano Jesús, querido Loco, no me sale en tu
- memoria y homenaje mejor palabra que uno de tus largos, fecundos,
- creadores silencios.
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