ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  15 de noviembre  de 2022
                               
 

Sevillanitos de Fátima

Estamos en la Sevilla del "panta rei" de Heráclito: todo cambia y nada permanece. Lo que no cambia de dueño es porque cierra. Ya casi nada es como hace apenas un año. Si González, antes de su victoria en 1982, dijo al desaparecido Pepe Oneto que "el cambio es que España funcione", Sevilla debe de funcionar como un reloj de alta gama de los que roban a los futbolistas, porque hay que ver cómo está cambiando todo. Hasta la manera de llamar a las cosas. En materia de Sanidad, antes los centros más prestigiosos eran las clínicas. Esos mismos centros se llaman ahora "hospitales". Parece que eso da más confianza a quien acude a él que una clínica, algo de consulta externa, sin ingreso. Lo veo en dos ejemplos: antes era "Clínica Sagrado Corazón"; ahora, "Hospital Sagrado Corazón". Antes, "Clínica Nuestra Señora de Fátima"; ahora, "Hospital Fátima". Muchos de estos centros sanitarios comenzaron siendo chalés acondicionados como clínicas, y el nombre que llevan es el que tenía el edificio antes de su uso sanitario. Así ocurriría con la que muchos siguen llamando "Clínica de Fátima", en el chalé de La Palmera esquina a la Glorieta de México que la familia Méndez convirtió en centro sanitario.

Leo que la familia Méndez, propietaria exclusiva de Fátima, ha encargado a la firma KPMG su valoración de cara a una posible venta. Fátima tiene 280 empleados y es de las pocas empresas familiares del sector en Sevilla, ya que un reciente fenómeno es el desembarco en la Sanidad privada de los fondos de inversión extranjeros. Fátima tiene 60 camas, 30 consultas externas y 10 quirófanos, y atiende cada año a más de 100.000 pacientes, a los que realiza 12.000 intervenciones quirúrgicas. El edificio sufrió una gran transformación entre 2014 y 2016, cuando la familia Méndez invirtió 14 millones de euros en su modernización, y no se lo digan a nadie, pero fue uno de los primeros mamotretos de La Palmera que ahora denuncia Adepa con toda razón. Que tasen Fátima no significa que los Méndez la vendan: «El hecho de que hayamos encargado la valoración del hospital no quiere decir que se vaya a vender. Todo dependerá de los resultados de esa valoración».

Fátima fue la gran clínica de Maternidad en la Sevilla de los años 60 y 70. Allí atendían los partos los grandes ginecólogos. Y allí nacieron muchísimos sevillanitos, ahora cuarentones o cincuentones. Muchos de ellos famosos e ilustres. Hasta el punto de que más que una lápida con la casa natal de un recordado personaje, en el Hospital Fátima habrá que poner un día un largo mármol con la relación completa de todos los sevillanos ilustres que allí nacieron. Cientos. Mientras su familia celebraba el parto en el colindante Puesto de los Monos de Rafael Juliá, que era, ay, como la cafetería de Fátima. Y el lugar del cigarrito nervioso del padre esperando el parto. Hace ya tiempo que Fátima cambió su especialización como Maternidad y ya no la llamamos "clínica", sino "hospital", según la moda. Que siga siendo sevillana y familiar o de un fondo de inversión es el "panta rei" de estos nuevos usos económicos de nuestra Sanidad privada, cada vez menos de propiedad local.

 

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