ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  19 de diciembre  de 2022
                               
 

Las Setas, manifestódromo

Igual que hay un sitio donde la espalda pierde su santo nombre, existe otro donde la Plaza de la Encarnación deja de tenerlo: el Metropol Parasol. Pero nadie lo llama así. Como parecían setas gigantes de los enanitos del bosque, la gente le puso Las Setas y Las Setas se le quedó. Es algo muy clásico en Sevilla: el edificio gigantesco que cuesta una millonada y que luego no tiene apenas uso. Así ocurrió con el llamado Estadio Olímpico, que me parece que todavía lo estamos pagando, y al que la Junta le busca utilidad con algo más complicado todavía. Por si no hubiera estadio sin uso habitual, la Junta quiere hacer un pabellón cubierto al lado, el Arena Estadio, con capacidad para 15.000 espectadores, por un importe de 92 millones de euros, ¡vengan millones!, presentándolo a los fondos Next Generation que tiene que repartir el Gobierno central. Y que cuando Sánchez se entere que esa cantidad se quiere para que se luzca el Gobierno de Juanma, va a decir que por aquí se va a Madrid.

Pero íbamos por el otro gran proyecto de la "Sevilla vacía", que también existe: la de grandes espacios culturales sin contenido con que llenarlos. Íbamos por Las Setas, que todavía, como el Estadio, estamos pagando. Las Setas, dicen, costaron 86 millones de euros. ¿Había alguna necesidad de que Monteseirín se gastarse esa millonada en hacer un edificio absurdo e inútil de esa altura, y en ese sitio además? Sí, era para trasladar allí el derribado Mercado de la Encarnación, pero la iniciativa no crean que despertó precisamente entusiasmo entre los placeros. Como tampoco el proyecto de abrir un restaurante arriba de la inmensa pérgola increíble y prescindible. Pasar por la parte superior de Las Setas, y mira que hay vistas inéditas y bonitas de Sevilla desde allí, es como atravesar el paisaje de una película de ciencia-ficción. Dicen que la función crea el órgano. Con Las Setas ha sido al revés: el órgano ha creado la función. Y para lo que verdaderamente sirven sus escalinatas es como un inmenso manifestódromo contra la derecha gobernante en la Junta. Manifestaciones convocadas por esa Sevilla radical de ultraizquierda que empieza allí, sigue por la calle Regina convertida en Soho y ha desnaturalizado la calle Feria.

No hay manifestación que se precie contra el PP, la Junta y los sectores de su responsabilidad política, ora la Sanidad, ora la Enseñanza, que no acabe con sus pancartas, sus gritos coreados y sus silbatos en las escalinatas de Las Setas. Sin que falten, naturalmente, el tío del megáfono, imprescindible en toda manifestación para dirigir los lemas a menudo rimados, y las banderas de plástico de la organización convocante. ¡Ah, y la batucada de reglamento! ¿Quién ha dicho entonces que Las Setas no tienen utilidad? Y otra fundamental: ver desde allí las cofradías. Los que han protestado porque al Santo Entierro Grande lo hayan dejado "pay per view", que sólo pueda verse completo en la carrera oficial, podían haber propuesto en iniciarlo en Las Setas. En el manifestódromo sí que hubiese habido sitio para ver completo el Santo Entierro sin tener que ser abonado de la carrera oficial.

 

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