Unas andan ocupadísimas discutiendo el tiempo de paso por La Campana o cómo queda por fin el orden de la nómina para tal día de la Semana Santa. Hablo de las cofradías. Con las horas tan graves que vive España, me extrañaba que ninguna cofradía se hubiera vuelto a pronunciar contra las nuevas leyes del aborto o contra la aberración de que un chaval de 16 años no pueda votar, pero sí decidir que se cambia el sexo, sin mayor dictamen con expertos. Bueno, hay cosas que no sé por qué me extrañan. En el pregón de la Semana Santa que Sevilla me concedió el honor de dar en el 2008, me pronuncié contra el aborto, como manda la Santa Iglesia, defensora de la vida en cualquier circunstancia. Dije sencilla y llanamente que el aborto era un asesinato y que la Iglesia defiende la vida humana desde el momento de su concepción hasta el de su muerte natural. ¡Para qué lo dije! Inmediatamente me acusaron de que no era un pregón, sino un mitin. Por lo visto la sagrada vida que Dios nos da y nos quita es asunto de mitin para algunos sevillanos con autoridad en ese sector tan decisivo y vertebrado en la vida de la ciudad.
Menos mal que esta vez no ha sido así. Habrá a lo mejor muchas otras cofradías, pero no nos hemos enterado y les pido perdón si no las cito. Pero la Hermandad del Gran Poder ha sido la primera en emitir un contundente comunicado "a consecuencia de la aprobación perpetrada el 15 de diciembre en el Congreso de los Diputados de la Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos y de interrupción voluntaria del embarazo, más conocida popularmente como Ley del Aborto". La hermandad del Señor de Sevilla denuncia que las últimas reformas legislativas que se han aprobado en los Parlamentos europeo y español suponen un salto cualitativo en contra del derecho a la vida de los no nacidos, que se hace patente tanto en la decisión del Parlamento Europeo de impulsar la inclusión del pretendido derecho al aborto-- desligado ya de el eufemismo "despenalización de la interrupción del embarazo"-- en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, como en la aprobación por el Congreso de los Diputados de la reforma de la ley que lo convierte, en esencia, en un derecho fundamental.
«Contemplando la situación actual --dice la hermandad--, no se puede por menos de reconocer que defender la vida humana se ha vuelto hoy prácticamente más difícil, porque se ha creado una mentalidad de desprecio progresivo de su valor, confiado al juicio de cada persona. Como consecuencia, se ha derivado un respeto menor a la misma persona humana que es un principio que está en la base de toda convivencia civil, por encima de la fe que se profesa». Sé que suenan inadecuados los aplausos cuando terminan una saeta al Señor en la Madrugada en San Lorenzo. Espero que aquí no suene mal mi aplauso a la Hermandad del Gran Poder por su valentía ante tanta Sevilla que calla. Y otorga ante la destrucción de tantísimos valores cristianos.
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