ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  5 de enero  de 2023
                               
 

Hoy Sevilla se echa a la calle

Entre heraldos y carteros reales se me ha ido vivo en estos días comentar algo en lo que usted también habrá pensado: ¿a qué han venido tantos mensajes de Año Nuevo de los presidentes de las autonomías? ¿No tuvimos ya en la Nochebuena el mensaje institucional tradicional del Rey, deseándonos lo mejor, haciendo balance del año y expresando los deseos de la Corona, los de todos los bien nacidos, de que se solucionen los problemas de España y consigamos restituir el clima de concordia y consenso que nos llevó al espíritu y la letra de la Constitución de 1978 que tantos se quieren cargar y, con ella, a la propia institución de la Monarquía parlamentaria? ¿Qué va a decir un presidente de comunidad autónoma que no haya dicho ya el Rey con más acertadas y medidas palabras? Pues nada. Menos mal que a la fecha que estamos ya no queda ningún presidente de autonomía que dar su Mensaje de la Señorita Pepis. Porque como esto hubiera seguido así, hasta los presidentes de las comunidades de vecinos iban a querer dar su mensajito de marras.

Dicho lo cual (como se cambia el tercio en Tertulianés), me alegro que ya todo eso quede tan lejos, y que la alegría de hoy con la Cabalgata borre por un día los temores y terrores de este 2023 que ha empezado con tantas subidas de precios y donde aún siguen muchos sin ver las ayudas millonarias que prometieron el año pasado. Sí, sí que es raro que Sánchez no haya dado su mensaje de fin de año. Ganas no le habrán faltado; pero, total, no hace falta. Da su mensaje todos los días desde terminales del poder que cada vez controla más, y en la mayoría de las veces diciendo hoy lo contrario que ayer o que afirmará mañana. Con algunas sorpresas incluso; nos hemos enterado que hasta por el plástico de envoltura de los alimentos en el supermercado van a cobrar impuestos.

Pero hoy no es día de política; es día de elogiar al Ateneo y darle las gracias por sacar la Cabalgata de Reyes Magos a la calle, cada año mejor, y sin que le cueste un duro a nadie, ahora que todo está subiendo de precio, de euríbor y de todo. Tanto es así, que la he dado en llamar Magna Cabalgata, igual que la Catedral es la Magna Hispalense. Por sus dimensiones, la Catedral está en el Libro Guinness de los Récords y por sus ilusiones, la Cabalgata debería estarlo. Por sus ilusiones y por cómo Sevilla entera se echa a la calle para verla. Cumple la Cabalgata con los tres factores imprescindibles para que en Sevilla algo tenga el éxito asegurado: que sea en la calle, de balde y con tambores y cornetas. Los tres factores los cumple la Cabalgata, que rodea además a Sevilla por la Ronda, como un homenaje a las antiguas murallas, y que luego atraviesa el río y se mete en el corazón de Triana, "puente y aparte", o devuelve mucha vida a Los Remedios, un barrio con un vecindario cada vez más envejecido. Poner a Sevilla entera en la calle como consigue la Cabalgata y con tantas ilusiones es algo que nunca habrá palabras para agradecer. Hoy Sevilla, la mejor Sevilla, se echa a la calle, en todos los sentidos de la frase.

 

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