Hay apellidos con errata y apellidos repes. Siempre me acordaré de los comienzos políticos de Rafael Escuredo. Una de sus grandes victorias, antes del 28-F y de la presidencia de la Junta, es que la gente lo llamara por su apellido sin errata. Que en vez "Escudero" pronunciaran correctamente "Escuredo". Le ocurría como a un compañero de curso en los Comunes de Filosofía y Letras, Tomás Garrudo. En las pocas clases en que se pasaba lista a los pocos alumnos que entonces tenía el curso, siempre había un profesor que al llegar a este recordado condiscípulo decía: "Será Garrido, ¿no?, aunque aquí en la lista pone Garrudo". Y el alumno, con el respeto que entonces se le tenía a los catedráticos, tenía que aclarar: "No, es Garrudo, no Garrido; está correctamente escrito en la lista".
Y al igual que apellidos con errata los hay repes. Y los que, a su vez, reúnen ambas condiciones. Es el caso de Sanz. Con la de apellidos que hay en España y los que deben de existir en la nómina de militantes del partido, el PP tiene a los Sanz repes, por partida doble. Tiene a Antonio Sanz Cabello como hombre fuerte de la Junta, en cuanto segundo de Juanma en su cargo de consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa. No confundir, como va a hacer tanta gente, con José Luis Sanz Ruiz, ex alcalde de Tomares y candidato a alcalde de Sevilla por el PP, en el que Juan J. Borrero ha llamado muy acertadamente "derby con Antonio Muñoz".
No se lo he preguntado a ninguno de los dos, ni al consejero de Presidencia ni al alcaldable por Sevilla del PP, pero estoy seguro de que los dos estarán hartos de que le digan por ejemplo a José Luis Sanz: "¿Usted le toca algo a Antonio Sanz?". Y, a su vez, a Antonio Sanz le preguntarán: "¿Le toca usted algo a José Luis Sanz?". No se tocan nada. Ojalá le toque la Alcaldía de Sevilla a José Luis Sanz, pero eso es otra cuestión que no depende del apellido, sino de la campaña que ya está en marcha y del voto ciudadano cuyo final sabremos en la noche electoral del 28 de mayo. Lo que se tocan es que tienen ambos apellidos con errata, como Escuredo o Garrudo, porque en muchos sitios los verán escritos como Saenz, o Sainz, por no hablar de Sants, que es la estación del Ave en Barcelona, que no tiene nada que ver con esto y que no sé cómo se ha colado en este artículo.
A quien sí cito con toda razón y respeto es a nuestro señor arzobispo, a monseñor don José Ángel Saiz Meneses. Entre Sanz y Saiz, menudo lío se formarán muchos y más que se pueden armar con José Luis Sanz, cuando tengamos a un Sanz en la Casa Grande de San Francisco y en Palacio a un Saiz, cuyo pastoral anillo beso. Saiz que, a su vez, también escriben con muchas erratas, pues he visto ya escrito insistentemente Sainz en muchos sitios. Sanz, Saez, Saenz, Sain, Sainz... ¡Una rubujina de apellidos buena! Lástima que ya no exista en la calle Sierpes la histórica Librería de don Tomás Sanz, porque seguro que allí encontraríamos un libro de autoayuda contra estas confusiones, que hasta son divertidas.
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