ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 31 de mayo  de 2023
                               
 

Respirar con Sanz

A ver si es verdad que cuando José Luis Sanz tome posesión como alcalde el día 17 se nota que Sevilla ha cambiado, que ya no la gobierna el PSOE, sino el PP, solo o en compañía de Vox. Lo digo porque el PP, muchas veces, cuando llega al poder, para no hacer lo mismo que los del PSOE, no cambia nada: con lo que al final resulta que sí, que hace exactamente lo mismo. Algunos esperamos que cuando llegue Sanz al Ayuntamiento haga una buena limpìa, y no me refiero sólo a la de las calles (de la que hablaré luego) sino de personas ineptas en cargos que les vienen grandes, de responsables técnicos sin idea de sus temas, de incompetentes, de paniaguados.

Sanz me ha dado mucha esperanza, y he dado un respiro, con el anuncio que hizo: «Lo primero que haré será eliminar el Plan Respira hasta que haya más transporte público y más aparcamientos». Saben qué era el Plan Respira. Pues el que iba a asfixiar todavía más al centro, prohibiendo las entradas de los coches de las rondas adentro, en todo el casco antiguo, y en Triana, y tasando el tiempo que podían estar dentro, previo apunte de la matrícula por un sistema de cámaras de vídeovigilancia. Con el Plan Respira no podías entrar al centro ni a hacer un mandado ni a recoger una medicina en una farmacia, ni a comprar en una tienda. Las ideas de Sanz sobre esta descabellada ocurrencia de movilidad son claras: "Es un proyecto «sin consenso» vecinal que podría ser la «ruina» de los comercios. El Plan Respira no se puede poner porque no quiero convertir el centro en un parque temático para turistas». Óle, óle y óle. Eso se llama darnos un respiro a los que veíamos el centro como una isla inaccesible en coche.

Y luego, pero no después, la limpieza. Moción de censura a Sánchez aparte, Antonio Muñoz no ha repetido como alcalde porque la suciedad de Sevilla ha votado en estas elecciones. Todos esperamos que se note que se ha producido el vuelco del "efecto Juanma" y que el tsunami de la ola azul ha llegado al Ayuntamiento y a Lipasam. Pero que no sólo sean tres máquinas barredoras dando vueltas por la Plaza Nueva, para que se vean, sino que haya auténticos zafarranchos de escamondeo en los barrios. Y que nos convenzan a los sevllanos de que los alcorques de los árboles no son papeleras. Y que los alcorques vacíos hay que volver a replantarlos con esos 5.000 árboles que dicen que han talado de Zoido acá. Árboles de sombra, que Sevilla vuelva a ser una ciudad verde. Por la que puedas andar. Menos follón de cortar las calles para convertirlas en "plataformas únicas", y más cuidar el acerado por el que tienes que andar con tal cuidado de no caerte como si fueras un equilibrista sobre su alambre, de la de desniveles, baches y falta de baldosas que tiene.-

Pero todo esto, insisto, que se note. Que la gente vuelva a decir que Sevilla está tan limpia como en tiempos de Soledad Becerril. Y que merezca la Escoba de Oro que no sé si siguen dando a las ciudades más cuidadas, y no los escobazos como de tren de la bruja que el Ayuntamiento nos ha pegado a los sevillanos en los últimos años.

 

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