El alcalde se ha tomado muy en serio dos asuntos que preocupan bastante a los sevillanos, junto con el desempleo y la subida de precios: la limpieza de las calles y su seguridad. Lipasam está haciendo auténticos zafarranchos para quitar incluso algo que es mucho peor que la basura desaparramada o las papeleras rebosantes: conseguir que el suelo no está tan sucio que se te peguen los pies en la guarrería. El Ayuntamiento comienza a hacer calle por calle escamondados a fondo, quitando esa guarrería del suelo con baldeos a presión y suprimiendo las pintadas y grafitis que tanto afean las fachadas y tal sensación de abandono dan. Y junto a la limpieza, la seguridad. El alcalde Sanz se ha reunido con los comerciantes del centro que sufren una oleada de robos nocturnos en sus establecimientos. Y ha ordenado que se establezcan patrullas nocturnas de la Policía Local, que sean un espanta-rateros. Encima de lo mal que está la cosa, lo que faltaba era la ola de robos nocturnos en las tiendas. Muchos comerciantes merecerían un homenaje por continuar con la tienda abierta a pesar de Amazon, las ventas por Internet, las grandes superficies, y los impuestos y subida de gastos generales.
Y cuando se reunió con los comerciantes de la sufrida calle Francos, que le expusieron este problema de los robos nocturnos, Sanz les anunció que quiere crear en Sevilla unas patrullas al margen de la Policía Local, que refuercen la vigilancia de la noche, cada vez más peligrosa, por esas calles desiertas que te da miedo pisarlas, no vaya a ser que te salga un tío con una navaja y te quite el reloj, la cartera y el teléfono móvil. El alcalde ha anunciado estas patrullas, al modo que existen en otras ciudades, entre ellas Barcelona. El nombre oficial es "Agente Cívico", sin interferir las tareas de los cuerpos y fuerzas de Seguridad. El alcalde ha anunciado a los comerciantes que contratará parados mayores de 45 años para estas tareas de vigilancia, y ha usado, para que nos entendamos, la vieja palabra que los definía: "serenos". A muchos nos rejuvenecerá bastante la vuelta del sereno. Aparte de dar, eso, serenidad a los comerciantes y vecinos ante los robos, nos traerá mucha nostalgia. Los serenos eran como autoridades supletorias, hombres de tanta confianza que tenían las llaves de todos los portales. Tocabas las palmas y se presentaba el sereno, que te daba las buenas noches por tu nombre y de su manojo de llaves sacaba la de tu puerta para abrirte. Sin más autoridad que una cachaba que en la mano llevaba, dicen que el nombre viene porque antes pregonaban la hora y el estado del tiempo: "Las dos de la noche y sereno". Y la otra nostalgia es el "¡vaaaaaa!" con que te respondía desde lejos cuando lo llamabas a las palmadas. Cada calle tenía su sereno que con su babi azul mahón y sus llaves nos daba, eso: serenidad. La misma que el alcalde les va a dar a los comerciantes del centro cuando ponga este servicio. Parece que Sanz, a la petición de serenos de los comerciantes, ha respondido con su misma frase tranquilizadora: "¡Vaaaaaaa!".
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico