ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  1 de octubre  de 2023
                               
 

La España embarrada

El verbo cada vez se escucha más, aplicado al politiqueo patrio, como dice Expósito: "Embarrar". Así han puesto a España los años de la gobernación del Partido Sanchista: embarrada. Porque si algo está quedando claro desde las elecciones autonómicas y municipales de mayo a esta parte, es que el PSOE centenario que se adaptó a las circunstancias tras el fin de la dictadura, que hizo la Transición, que ganó la mayoría absoluta con González, ha dejado de existir, al menos como tal formación con sentido de Estado, que en las más graves ocasiones ponía los intereses de la nación por encima de los del propio partido. Despectivamente, en el barro por el que arrastran a la política española, al servicio no de los ciudadanos, sino del ego del presidente del Gobierno, ahora en funciones, todo lo que simbolizaba aquel partido, los valores que sus fundadores y renovadores siguen representando, ha quedado relegado como a un parque jurásico, una vieja guardia a la que ya nadie tiene en cuenta con los máximos consejos que da la experiencia, debiéndole las nuevas hornadas de aduladores y palmeros de Sánchez cuanto le debe y muchos, además, el dinero que han amasado.

Todo está embarrado. Hace unos años, en los brillantes de la Transición, hubiera sido imposible pensar que un concejal de la oposición, en un pleno municipal, se iba a acercar al alcalde y le iba a dar tres cachetes, tres. Y que el alcalde, sin participar en el embarramiento general, sino derrochando prudencia, en atención al lugar donde se producía el lance, no le respondía con un par de bofetadas a tiempo al concejal que llenó de barro el pleno. Ha desaparecido la cortesía parlamentaria, y basta ver el desprecio de Sánchez al órgano de la soberanía nacional mandando a un sobresaliente, ni siquiera a un primer espada, a responder a Feijóo en los debates de la imposible investidura. Imposible, entre otras cosas, por este embarramiento general con cordón sanitario de España.

Puede que en otros momentos existiesen ídolos con pies de barro, que se derrumbaban al primer inconveniente. Ahora hay simplemente barro sin ídolos. Hay una bajada de nivel, de pantalones y de moral colectiva preocupantes. Todo se embarra a medida que va haciendo falta embadurnar o manchar lo que teníamos como más sagrado, desde la Constitución de 1978 a la Unidad de España, desde la Corona, intocable y respetada, al supremo principio de la división de poderes. Ya todo vale. Cuando más enfangue la situación, mejor. De nada sirven los buenos y grandes parlamentarios, basta con sumisos y obedientes mediocres ascendidos por el sanchismo al máximo de su impotencia. Nunca fueron tan verdaderas las oleadas de noticias falsas. Nunca se humilló tan bajo el Gobierno de Madrid ante los que quieren destruir y trocear España. Si no fuera un asunto tan triste, las investiduras me parecerían una pesadez, en que las votaciones se repiten hasta el hartazgo, sin una luz de esperanza al final del túnel. Porque el túnel del futuro también está embarrado, como la economía, como el empleo, como los precios, como la deuda, como la verdad. Las dos España son ahora la que han embarrado y la que todavía no. De momento.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio