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Mientras
un ex ministro salía del armario no por la puerta, sino por un
prólogo, que tiene más valor, oía la radio y, escuchando las
palabras de Piqué a Luis del Olmo, me daba cuenta de que hay
ministros actuales que permanecen dentro del otro armario. El
otro armario son los eufemismos timoratos al uso para calificar
a quienes disparan sus armas criminales contra la nunca de la
Constitución y de todo lo que se mueva en libertad. Dentro de
ese armario del miedo a llamar a las cosas por su nombre hay
más gente de la que parece. Está abarrotado. Hasta ministros
del Gobierno legítimo hay dentro de ese armario de las armas
marca Parabellum.
Hablaba Piqué del terrorismo y decía "la
violencia". Vaya por Dios. Tu quoque, Piqué? Que el cura
exclaustrado hable de la violencia de estos chicos de la
gasolina entra en las normas de su libro de estilo. Es la
preceptiva literaria de legitimar de hecho los crímenes. Pero
no me explico que mientras todos los bien nacidos claman contra
la ETA, para ese clamor se use el mismo lenguaje de los
criminales. En el propio papel del Pacto Antiterrorista de la
Moncloa que ayer tarde firmaron Arenas y Zapatero se desliza una
y otra vez el recurso literario de llamar edulcoradamente
"violencia" al crimen separatista. Sí, he dicho
crimen separatista: ese, e, pe, a, erre, a, te, i, ese, te, a,
se-pa-ra-tis-ta. ¿Pasa algo? ¿Pasa algo? Cuando llevaba
contadas hasta cinco veces la palabra "violencia" en
el documento, me he ido al DRAE, y he visto que la violencia es
otra cosa. La violencia es la cualidad del violento, el que obra
con ímpetu y fuerza, bruscamente, con intensidad
extraordinaria, con genio arrebatado y que se deja llevar
fácilmente de la ira. La violencia es Gil echando a la
oposición de un pleno municipal de Marbella, Lecquio rompiendo
una cámara, un marido maltrando a su esposa, un gamberro
arañando un escaparate con una punta de diamante, los hinchas
ingleses del equipo que viene a jugar contra el Real Madrid, los
Ultrasur. Eso es la violencia. Lo de la ETA no es la violencia.
Es otra cosa. En castellano se dice crimen.
Así que a ver si ahora, que tenemos un pacto firmado por el
partido de la mayoría absoluta y por la oposición mayoritaria,
empezamos por no dejarnos vencer cada día por el lenguaje de la
ETA. "Legales", no: pistoleros aún no fichados por la
Policía. "Impuesto revolucionario", no: extorsión.
"Violencia", no: crimen separatista.
"Violentos", no, independentistas asesinos. No sé a
qué estamos esperando para que nos dejemos de una vez de este
lenguaje de los paños calientes. Que hablamos todos ya como
Arzalluz, joé... A ver si con el Pacto Antiterrorista firmado,
con la fuerza de los votos, la razón y la ley salimos todos de
una vez del armario donde están las palabras-trampa que usan
los que sólo hablan con las pistolas asesinas.
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