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Dicen
que la nuestra es tierra de tolerancia y de permisividad. Dicen.
Ellos sabrán por qué lo dicen. Muchas veces, en efecto, la
pereza se disfraza de liberalismo y tolerancia. Como aquella
lección popular que contaba don Ramón Carande que recibió
nada más llegar a Sevilla, cuando fue a recoger un reloj que
había dejado para que se lo arreglaran, y que le dijeron que
estaba reparado el día tal. Y fue don Ramón por la relojería
el día tal, y, como suele ocurrir, el reloj no estaba. Y el
historiador palentino que aún no entendía a Sevilla se puso a
echarle la bronca al relojero, muy acalorado. Seguro era que un
relojero juanramoniano, de los personajes de "El trabajo
gustoso", el que le dio a Carande aquella lección:
-- ¿Pero, hombre, por qué se pone usted así por un reloj?
"Tampoco es para ponerse así", que cantaban
"Los Borrachos" del Carnaval
gaditano, es la suprema norma de lo que pasa por tolerancia.
Que en el fondo no es tolerancia: es tragar, que es una cosa muy
distinta. Aquí el cobardón e indolente que traga pasa por
tolerante. Andalucía aguanta carros y carretas, más carretas
que la Hermandad de Triana, hasta que salta. Entonces, que Dios
nos coja confesados. Entonces la pregonada tolerancia se vuelve
pira inquisitorial y batalla de Bailén, donde corremos con la
garrocha de majagua cuanto haga falta.
Por eso, en las claves andaluzas de la tolerancia disfrazada
de indolencia o viceversa, yo no sé si tengo salud para la
batalla de este artículo. Lo más andaluz sería no escribirlo.
No por tolerancia, sino por pereza. Porque mucho hablar de lo
tolerantes que somos, pero nuestra tierra está llena de
radicales e integristas. Hay más talibanes que botellines, y
todos ellos con el disfraz de tolerantes, por eso no se notan.
Yo sabía que Andalucía estaba llena de gente que era más
papistas que el Papa, más béticos que el escudo, más rocieros
que Goro Medina, más sevillanos que Hércules, más malagueños
que los boquerones, más gaditanos que María Moco. Ahora
compruebo que también los hay más infantistas que Blas
Infante. Resulta que Blas Infante estaba equivocado, según
estos talibanes, que encima pasan por universalistas, solidarios
y todos esos adjetivos que se llevan en el figurín de la moda
de lo políticamente correcto. Porque estos más infantistas que
Infante le han cambiado la letra al Himno de Andalucía:
-- En el Carnaval de Cádiz, claro...
No, en el congreso de un partido que ha inscrito a Andalucía
en el Registro de la Propiedad. Infante puso en la letra del
Himno lo de "sean por Andalucía libre España y las
Humanidad", ¿no? Pues a esto señores no les gusta la
palabra España. Aunque Infante dijera textualmente que
"Andalucía es la España más España de todas las
Españas" y aunque le hayamos prestado a España nuestra
identidad sobrante, estos señores, sin encomendarse a Dios
Hércules ni al Diablo Pedro Botero, en vez de "España y
la Humanidad" han cambiado el himno, y cantan "Sean
por Andalucía libre los pueblos y la Humanidad".
Eso, aparte de un fundamentalismo, es una tontería. Cambiarle
la letra a una música, y en estas fechas carnavalescas, no es
nacionalismo: es popurrí.
Así que si no cabíamos en casa, y no ha parido la abuela,
sino los nietos andaluces de Arzalluz.
Sobre el Himno de
Andalucía, en El RedCuadro: Los
acentos del Himno de Andalucía
Hemeroteca
de artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
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