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Al
final de los años veinte, Vedrines, un empresario de Madrid,
inventó la Opera
Flamenca, tan denostada hace años por los puristas del
cante y ahora en trance de recuperación gracias a los vientos
de fusión con fuerza 5 que soplan en el cuadrante Estrella
Morente. La Opera Flamenca, donde Pepe Marchena era el Maestro
de Maestros y donde Pepe Pinto en sus recitados todo lo
consentía, menos faltarle a mi madre, surgió porque Vedrines
era muy listo y sabía que así se ahorraba impuestos. Vedrines
descubrió que el cante de Marchena o Valderrama,
presentado como Opera, pagaba menos a Hacienda.
En esta España subvencionada, gracias al patulaje
de Villalobos, si no la Opera Flamenca sí hemos inventado
la Opera Taurina. Protestan porque el Estado pondrá 2.500
millones para subvencionar la incineración de las reses
lidiadas, a razón de 300.000 o 400.000 por festejo. Ya era hora
de que la Fiesta empezara a estar en igualdad de condiciones con
otras fiestas. Dicen que es ridículo que el Estado subvencione
los toros, cuando El Juli está millonario podrido. ¿Es que
acaso Plácido Domingo está en el censo de indigentes? Si el
Estado subvenciona al millonario Plácido Domingo para que cante
en el Teatro Real ante la Reina, ¿por qué no va a subvencionar
a El Juli para que toree en
Las Ventas ante el Rey? ¿Son
ciudadanos de segunda categoría los abonados de Las Ventas con
respecto a los del Teatro Real?
En esta España donde se hace cine de subvención, teatro de
subvención, ópera de subvención, música de subvención, y
donde si no hubiera estas subvenciones no habría quizá ni
cine, ni teatro, ni ópera, ni música, es justo que los toros
también pongan la mano en la ventanilla del Estado. Es lo
menos. Al fin y al cabo, el Estado será un "ponedor"
más en la triste situación donde los novilleros tienen que
pagar para que los pongan en los carteles. Que el Estado entre
al 66% en el arrastre e incineración cuando tantos modestos
novilleros van en los carteles poniendo el 33% del costo total
del espectáculo es empezar a equilibrar las cosas. Antes los
muchachos querían ser toreros para hacerse ricos. Ahora tienen
que ser ricos por su casa si quieren llegar a torear. Que el
Estado subvencione la Opera Taurina hará que ya que tantos
padres van a la ruina para que sus niños sean toreros, muchos
empresarios por lo menos se libren de ir a los albañiles de la
mano de Celia Villalobos.
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