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Los
periodistas españoles que en marzo de 1975 visitábamos Estados
Unidos invitados por el Departamento de Estado nos quedamos de
una pieza cuando nos tocó conocer el mundo de los sindicatos
americanos. Teníamos entonces de los sindicatos una idea de
clandestinidad y lucha por las libertades, en la estética
Proceso 1001. Pongo a Mateos Madridejos por testigo de nuestra
sorpresa cuando comprobamos que la gran central, la AFL-CIO, era
una inmensa y casi mafiosa máquina de poder dedicada
primordialmente a perpetuarse a sí misma, que defendía más a
su cúpula directiva que los intereses de los trabajadores. El
asombro fue de estupor cuando preguntamos qué decía de esto el
jefe de la AFL-CIO y nos dijeron:
-- No, ese se dedica mayormente a jugar al golf con el
presidente de los Estados Unidos.
Aquí hemos superado a los americanos en este sindicalismo
profesionalizado de cúpulas y liberados. Los jefes de las
centrales sindicales juegan al golf con quien haga falta. Están
hartos de hacer hoyos con la CEOE, con toda suerte de poderes
nacionales, autonómicos y locales, con tal de obtener la firma
de convenios o los fondos de formación que les permiten
mantener el inmenso aparato de los que no la doblan en nombre de
los trabajadores. Los sindicatos llamados mayoritarios llevan
años firmando con la patronal hasta la muerte de Manolete si
hace falta, y dejando a los trabajadores en cuantas estacadas
han estimado necesario. Aparecen no como defensores de los
trabajadores, sino como defensores de sus propias parcelas de
poder sindical.
Es la perplejidad que me confía ante la huelga general del
20-J un sobrecargo de Iberia: "En la compañía los
sindicatos han firmado y aceptado un expediente de regulación
de empleo, en plena subida de las acciones, que ha permitido a
la dirección, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo, quitarse
de encima a la gente más antigua, indemnizarla con los fondos
del erario publico que pagamos todos, e inmediatamente después,
de premio y gracias a la "crisis", han repartido
"stock options" entre los directivos. ¿Cómo se junta
esa merienda de negros con la supuesta defensa de los
trabajadores que pretenden con la huelga general? ¿Cómo van a
paralizar los sindicatos ahora la flota de Iberia para protestar
contra el PER agrario y no la paralizaron para que no fueran al
desempleo aquellos compañeros mientras otros, y los propios
sindicatos entre ellos, hicieron el negocio?"
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