|
Días
de premios de la Feria taurina. Se comprueba un año más que
cada vez hay más premios, pero menos cosas dignas de premiar.
Porque no tenemos tiempo, aunque sí humor, porque estaba por
proponer a mis vecinos de abono del rincón de la barrera de la
puerta de arrastre...
--- Eso, eso, para el
arrastre...
--- ¿Qué dice usted que
vende?
--- Que para eso, para el
arrastre es para lo que están muchas cosas de la fiesta, o al
menos de la feria de Sevilla. Para el arrastre están encastes
enteros de ganaderías. Para el arrastre están muchos
figurones, que se han quedado en figurantes. Para el arrastre
están muchos que se autoproclamaban como toreros de Sevilla,
que decían que iban a ser Curro Romero y no se van a quedar ni
siquiera en Fernando Cepeda. Para el arrastre están muchas
mafias taurinas, que tienen ya menos fuerza que un sidral. Para
el arrastre están las corridas televisadas. Para el arrastre
están muchas cosas de los toros.
Y para el arrastre, por
extenuación, hartos de bostezar, con los riñones ringados tras
tantas horas sentados en la ladrillería de Aníbal González,
estamos esos abonados del rinconcito de la barrera del 7 que, ya
digo, si tuviéramos tiempo, estableceríamos también nuestro
premio, como toda peña que se precie o todo grupo de vecinos de
tendido que medio se considere. No son precisamente advenedizos
a la afición quienes están en ese rincón de la puerta del
arrastre, para el que estamos tras tragar tanta quina este año:
Angel y Rafael Peralta, Mercedes Domecq, Angel Casal, Paco
Camino, Paco Gandía, Marita Erquicia Guardiola...
Premio que le concederíamos a
la afición de Sevilla, que se lo ha ganado a pulso. La
afición, tragando si hay que tragar, es la que se merece un
premio. La afición, aguantando en la feria más que la trasera
del paso de Los Caballos por la Cuesta del Bacalao. La afición,
pagando a Canorea hasta el último céntimo con aval bancario,
adelantándole el dinero de las corridas que habremos de ver por
San Miguel, y tragándonos ahora los carteles de San Isidro con
toreros de San Isidro y ganaderías de San Isidro que nos ha
metido para el chaleco y que nosotros nos hemos metido entre
pecho y espalda sin rechistar.
Si tendrá méritos de premio
esa afición, que hasta el viernes no tiró ni una sola
almohadilla al ruedo. Hasta en eso tienen suerte. Se tiran menos
almohadillas al ruedo gracias a que la gente va ya a la plaza
con la almohadilla puesta, con la almohadilla de su propiedad,
qué trabajera, metida dentro de una bolsa del Cortinglés o a
pelo, con su asita, para presumir con unas iniciales bordabas en
la tela de listas de manta caballera. Como no es cosa de tirar
al ruedo la almohadilla propia, que es de Huelva, hasta que no
llegan a la plaza del Arenal los domingueros del final de la
Feria no se tiran almohadillas. La almohadilla es el
termómetro. Cuando estábamos los que nos lo tragamos todo, ni
una almohadilla. Cuando llegaron los del puente de Madrid, los
del puente de los Franceses del 2 de mayo, el ruedo se pobló de
almohadillas.
Sí, una almohadilla de oro
podía ser ese premio que se merece la afición sevillana
abonada a la plaza. La que traga con el piso de plaza más
abandonado del mundo, que dijo Zabala que parecía la playa de
Valdelagrana. La que aguanta a una parada de cabestros que sólo
salen a la plaza a defecar, mientras al toro se lo tiene que
llevar un tercero a punta de capote. La que aguanta que se
rompan las tablas de las barreras, que los toros tarden cada vez
más en salir y cada vez más en entrar. La que, por aguantar,
aguanta a Teja Superstar sin pegarle con el apellido en la
cabeza.
Otros
temas de Feria de Abril en El RedCuadro
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
Correo
|