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                que en Andalucía se pagara divinamente el plus de mediocridad.
                En la tierra de los colores vivos y asolanados, el predominio
                del gris. Los turistas visitan la Ruta de los Pueblos blancos,
                pero lo más típico sería ir a ver la Ruta de los Pueblos
                Grises. Pueblos gobernados por el cacicazgo de los de siempre,
                en esta nueva Restauración donde cada alcalde es un señor de
                horca y cuchillo, en su versión de licencia y recalificaciòn.
                Andalucía ha elegido tropecientos mil alcaldes pero, ¿cuántos
                líderes? Son muy poquitos los verdaderos líderes locales en
                esta sociedad descabezada y gris, mandada por los mediocres con
                carné, carné del PSOE, carné del PP, carné de Izquierda
                Unida o carné de candidatura local para seguir en el machito. Hoy en Sevilla sale el Corpus.
                La procesión del Corpus de Sevilla es muy interesante, porque
                es como la Semana Santa, pero sin capirotes. Antifaces fuera.
                Van los capillitas dando la cara, a pecho descubierto, y sacando
                pecho de lo devotos que son. Se hartan de saludar. Todos. Los
                que van en la procesión y los que la ven pasar. A la procesión
                del Corpus se va, evidentemente, a rendir culto público a Su
                Divina Majestad, eso no lo pone en duda nadie. Pero mientras
                llega la Custodia o no llega, y cada vez tarda más en llegar,
                el personal se entretiene saludando a los capillitas que pasan
                sin antifaz y sin capirote, por el orden de antigüedad de sus
                cofradías, todos con la vara en la mano o con un cirio del
                color heráldico de la cera de cada hermandad. En una hora u hora y pico
                viendo pasar capillitas se ven muchas cosas. Por ejemplo, que
                como esto es un pueblo, cada cuál sabe quién es cada quién. A
                los que están viendo el Corpus no les hace falta ver el
                estandarte que llevan para saber cuál es esa hermandad. Les
                basta ver quiénes van allí con la vara o el cirio para saberlo
                con toda exactitud: -- Esta es la Hermandad del
                Museo, ¿no ves que va ahí Gonzalo y su cuñado Juan Manuel? Esto, cuando pasan las
                hermandades, el Consejo de Cofradías, las Órdenes Militares,
                la Real Maestranza de Caballería, el Cuerpo Consular o el
                Colegio de Médicos. En cambio, pasa la corporación municipal
                bajo mazas y, quitando al alcalde y a dos o tres más, es como
                el título de la novela de Juan Bonilla: nadie conoce a nadie.
                Hoy se estrena procesionalmente el nuevo Ayuntamiento de
                Sevilla, pero como si fuera el de antes. Como elegimos listas y
                no personas, nadie conoce a los concejales que pasan de tiros
                largos. Desconocemos a los concejales
                que acabamos de elegir y tampoco sabemos quiénes son los
                consejeros de la Junta. Ni los que fueron consejeros. En esta
                España de los ex ministros, nadie va por la vida de ex
                consejero de la Junta. Tras las elecciones están saliendo mucho
                en los papeles dos ex consejeros de la Junta y nadie los
                recuerda como tales, sino en función de las elecciones
                municipales. Me refiero a Rafael Román y a Miguel Manaute.
                Román fue consejero de Cultura con Rafael Escuredo, pero nadie
                lo recuerda ahora que la Diputación de Cádiz ha salido
                perdiendo, porque su partido ha preferido quitarlo porque lo
                estaba haciendo muy bien y lo conocía la gente, para poner a un
                señor completamente fiel al aparato, agraciado por el plus de
                mediocridad. Manaute, consejero de Agricultura con Escuredo, fue
                el famoso Manaute el de la Amotillo, terror de latifundistas, el
                que iba a hacer la reforma agraria y a obligarnos a sembrar
                girasol hasta en las macetas del balcón. Ya la gente se ha
                olvidado de aquel error histórico de una reforma agraria contra
                los postulados de la Unión Europea. El que iba a hacer la
                reforma agraria quedará de alcalde de su pueblo. Y mucho es.
                Otro perceptor del plus de mediocridad. 
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