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Como
medida de higiene mental, hay que desconfiar de los tópicos
sobre las ciudades andaluzas y sus lemas bautismales. Córdoba
no está lejana y sola. ¿Cómo va a estar lejana y sola, con
ese Ave que voy y que vengo? Sevilla no tiene un color especial.
En Sevilla se le suben a uno los colores a la cara viendo
ciertas cosas, que no es lo mismo. Huelva no tiene tres cosas
que no las tiene Madrid. Huelva lo que tiene son siete mil cosas
que le ha robado Sevilla, desde el Rocío a Matalascañas, desde
el marchamo del "club decano" a la Sierra de Aracena.
Málaga no es cantaora. Si es por rima en -ora, Málaga es la
locomotora de la economía andaluza.
Pero en cogiendo la A-92 y en
llegando a Granada, desembocamos en los desoladores territorios
de la duda sobre los tópicos andaluces. ¿Todo es posible en
Granada? Hombre, antes, no sé. Pero ahora, desde el 25 de mayo,
desde luego todo es posible en Granada. Y tan posible. Cómo
será de posible todo en Granada, que no solamente han elegido
alcalde a Pepe Torres, sino que ha sacado mayoría absoluta. Me
cuentan que ha sido muy difícil que, una vez elegido, Torres
entrara en la alcaldía a tomar posesión: no había quien lo
sacara de su asombro. Lo siento por los granadinos. Cómo era
Torres lo sabían antes solamente los funcionarios del Estado a
sus órdenes de delegado del Gobierno, los manifestantes de la
Plaza de España, los sindicatos en conflicto. Ahora se va a
enterar Granada entera de quién es Torres y cómo se las
gasta.
--Es que usted la tiene tomada
con Torres...
No, es que yo estoy
hoy escribiendo este artículo gracias a la Virgen de la Antigua
y a pesar de Pepe Torres, y eso no se olvida tan
fácilmente. Cuando en
sus papeles los asesinos anunciaron que había que quitarme
del tabaco como periodista que dice lo que le sale del Arco del
Postigo, todo lo que se le ocurrió fue darme un papelito de Gary
Cooper en la película que se tenía montada. Cuando días
más tarde leía la triste historia del asesinato
del fiscal Portero, también pregonado por los criminales,
me pasó como a Miguel de Mañara: que estaba viendo mi propio
entierro. Si esto no es para tenerla tomada con Pepe Torres, que
venga Dios, o sea, el Señor de Sevilla, y lo vea.
Y como ese Dios escribe derecho
con renglones torcidos, empiezan a conocer a Torres en Granada.
No lo digo yo. Lo ha dicho Juan Montabes, concejal socialista:
"El objetivo prioritario de Torres Hurtado parece ser la
retribución a los miembros del equipo de gobierno". Todo
es posible, en efecto, en Granada. Es posible eso tan habitual
de que el alcalde lo primero que haga al llegar sea subirse el
sueldo. Piénsese que Torres lleva muchos años subido en un
sueldo y que no lo apearon antes de la Delegación del Gobierno
pensando en ese problema importantísimo del PP andaluz: el
sueldo de Torres. Incluso a modo de crédito-puente le buscaron
un sueldo-puente en un consejo televisivo de administración
hasta que ganara en las urnas el sueldecito municipal de
Granada. Que ha devenido en sueldazo. Ha llegado, y lo primero
que ha hecho ha sido subírselo en 9.236 euros. Normal. Pero en
el posibilismo de Granada, Torres ha hecho lo que nadie, subirse
el sueldo para él y los suyos, y bajárselo a los concejales de
la oposición, aplicando un supremo principio político:
"Que se joan".
Claro que sé por qué hace
todo esto Torres: para favorecer al PP en el Indice de Precios
al Consumo. El sueldo de concejal de la oposición en Granada,
como el pollo, está en la cesta de la compra del IPC y Torres
está dispuesto a echar una manita como sea para que al PP le
cuadren las cuentas y él tenga asegurado el sueldo. En Granada
no han elegido un alcalde. Han elegido un sueldo por mayoría
absoluta.
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