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El
embajador José Cuenca Anaya estuvo en puestos decisivos en los
pucheros de la política exterior con los gobiernos de la UCD:
"¡Marchando una de entrada en la OTAN!" Y en similar
sitio decisivo estuvo la noche de los tricornios y los
transistores. El otro día en Huelva, tras una conferencia en el
aula de EL MUNDO sobre política exterior en la transición, le
preguntaron: "¿Qué sintió usted cuando supo que Tejero
había asaltado el Congreso?" Contestó con una sola
palabra: "Vergüenza". No miedo, no indignación, o
"no odio", como dice Julio Medem: vergüenza por
España, por la vuelta a las andadas del siglo XIX y de las
guerras civiles.
Yo, que no estaba allí cuando
aquello, he sentido ahora lo mismo que el embajador al
leer las cintas transcritas por Antonio Rubio y Manuel Cerdán:
vergüenza. Vergüenza ante esa reescritura del teléfono de
Gila con léxico tabernario. Se confirma que querían volvernos
a la dictadura al grito de "¡coño!". Una vuelta a
las andadas en peor y de mucho más mal gusto. Gracias a las
cintas de Carrés, como antes condenamos el golpe de Estado por
razones éticas, ahora lo podemos hacer por razones estéticas.
A los golpistas de 1936 por lo menos les daba lírica, y Queipo
de Llano decía aquello de "arriba los corazones", que
era como proclamar el bando de guerra al son de un bolero. A
éstos no se les caía el "coño" cuartelero de la
boca. Si indigno es que junto al "Ni quito ni pongo
Rey" pase a la Historia el "Se sienten, coño",
más aun que junto al "Viva España con honra" de la
Septembrina quede el "Viva España, coño" de la
Febraria.
La perspectiva histórica,
empero, conforta. Ya podemos pronunciar constitucionalmente con
todo orgullo la palabra "España" sin añadido de
órgano genital femenino alguno. Ese "coño" añadido
a España evidencia cómo querían deshacer la concordia,
pistola en mano. Bueno, chispa más o menos como otros que,
pistola en mano, andan por ahí queriendo derribar la
Constitución y asaltando sentencias del Supremo al grito de
"Viva Euskalerría, coño". Con boina y capucha en vez
de tricornio, pero lo mismo: con el "coño" de la
irracionalidad por delante. Espero que fuese realmente lo de que
la bicicleta es para el verano cuanto dijo Ibarreche a Aznar en
los doce segundos de conversación del Palacio Real y no lo del
"coño" de Euskalerría. Porque igualitos, igualitos
que los del "Viva España, coño" son ésos a quienes,
con los hechos y con la sangre, no se les cae de la boca el
"Viva Euskalerría, coño".
EXTRACTO
DE LAS LLAMADAS DEL 23-F
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